La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

sábado, 21 de febrero de 2015

El halcón peregrino (Falco peregrinus) como habitante de grandes ciudades: el caso de Barcelona



El área de Barcelona registra cuatro parejas nidificantes y localiza cinco puntos en donde las parejas de halcones sufren molestias que les impiden nidificar | Los halcones nidifican en el templo de la Sagrada Família desde el 2005 pese a las obras y ser uno de los lugares más frecuentados

El halcón peregrino (Falco peregrinus) es una especie de falconiforme cosmopolita que  salvaje cría en roquedos (ambiente rupícola) tanto continentales como costeros, donde aprovechan los recursos que les proporcionan las rutas migratorias que suponen los litorales.



Además cría en ciudades aprovechando sus altos edificios, en muchas ocasiones singulares, con repisas lejos del alcance del hombre.

Barcelona ha conseguido consolidar con éxito la reintroducción del halcón peregrino, una especie que desapareció de este medio urbano a finales de los años 70. En estos momentos están inventariadas cuatro parejas nidificantes estables y otras cinco parejas que no logran criar, así como diversos individuos solitarios. Las fotos de estos ejemplares, hechas el pasado sábado, muestran el animado cortejo nupcial de la pareja que anida en la Torre Realia de l'Hospitalet, cerca de la Fira de l'Hospitalet. La previsión es que la puesta de los huevos de todos estos ejemplares se complete hacia mediados de marzo, de manera que, tras un período de incubación de 30 días, los nuevos halcones nazcan hacia mediados de abril.

Las imágenes confirman que el edificio Realia de l'Hospitalet es uno de los lugares idóneos para la cría del halcón. La caja nido, situada en una holgada y elevada repisa de hormigón, resulta el hogar perfecto para estos ejemplares, que fueron vistos en acrobáticos vuelos y en llamativas escenas; en algunas de ellas, el macho entrega un "regalo" a la hembra (carne de un zorzal) para atraerla en su cortejo. 


Además de en el edificio Realia, los halcones anidan en las torres de la térmica de Sant Adrià, en el acantilado (penya-segat) de Montjuïc y en la Sagrada Família, según explica Eduard Durany, el técnico que lleva a cabo el plan de reintroducción por encargo del Ayuntamiento de Barcelona.





La cría en este último lugar es especialmente meritoria teniendo en cuenta que el templo se halla en obras, que hay siempre operarios trabajando y que éste es uno de los lugares más visitados y frecuentados de Barcelona. Este año, sin embargo, se ha debido cambiar la ubicación del nido, puesto que el andamiaje se situaba muy cerca de los halcones. Los halcones anidan aquí desde el año 2005, aunque este año un macho joven ha desplazado al ejemplar que venía criando en este lugar desde hace 10 años.

El programa de reintroducción busca también favorecer la cría de estos animales en cinco puntos de la ciudad habitados por otras parejas por ahora “infértiles” porque sufren molestias.

Estas han sido localizadas en el edificio Heron City, Diagonal/Francesc Macià, Torre Mapfre y plaza España. Asimismo, en Diagonal Mar, concretamente en la antigua torre Macosa, se ha instalado un nido.

Un proyecto con continuidad

El programa de reintroducción del halcón se inició en el año 1999, cuando se llevaron a cabo las primeras liberaciones de animales. Entre el año 1999 y el 2003 se soltaron 47 halcones en numerosos puntos de Barcelona (hotel Princesa Sofía, basílica de Santa Maria del Pi, el Corte Inglés de la plaza Catalunya).
La primera pareja nidificante se estableció en el año 2003 en la térmica de Sant Adrià de Besòs.


De hecho, la existencia de edificios altos con repisas de apoyo y buena visibilidad en un territorio amplio es una de las claves que han favorecido el éxito en el programa de reintroducción del halcón en la ciudad. La buena adaptación al medio urbano viene favorecida por la masiva presencia de su presa básica, la paloma. Pero, además, un buen clima en invierno, luz nocturna para cazar y el plato exótico que representan las cotorras explican la ocupación de otras zonas de Barcelona.

La presencia del halcón peregrino en la plaza Francesc Macià, por ejemplo, es una prueba de cómo este animal se ha instalado en nuevas áreas de la capital catalana desde que fue reintroducido. En el área de la Diagonal, en la calle Tarragona y en otras calles con torres altas cada vez es más asiduo. "La Diagonal les gusta por sus edificios altos y con repisas. Aún no han encontrado sitios para criar, pero aquí tienen todo lo que necesitan", dice Eduard Durany.

Comida abundante

Los halcones encuentran en Barcelona comida fácil en primavera y en otoño. 

La gran oferta alimentaria que aportan las especies que viven todo el año en la ciudad (palomas y cotorras, por ejemplo) se incrementa en las épocas de paso de las aves migratorias que van y vuelven de sus cuarteles de invernada en África. 

La capital catalana está situada en la ruta migratoria de muchas aves que hacen este viaje de noche. 
"Los halcones urbanos aprovechan la iluminación nocturna de la ciudad para poderlas cazar", dice Durany.

En Barcelona hasta 38 especies de pájaros que sirven de presas para los halcones; y de entre estas presas, más del 60% son palomas. 

Pero en su menú no faltan otros platos: zorzales, cotorras argentinas o tórtolas turcas, pero también estorninos, becadas, gaviotas, gorriones o, incluso, la cerceta común.



viernes, 20 de febrero de 2015

Las sardinas se mudan al norte - el mar del Norte, incluso entrando en el mar Báltico - por el calentamiento de los océanos




Sardinas, boquerones y caballas desempeñan un papel primordial en los ecosistemas marinos, además de poseer un alto valor comercial. Pero el calentamiento del agua les obliga a desaparecer de los mares donde suelen ser habituales y migrar al norte. 

Un estudio pionero que ha analizado 57.000 censos de peces en 40 años lo confirma. Los investigadores advierten que los pueblos costeros dependientes de estos recursos pesqueros deberán adaptar sus economías.

Las sardinas y las anchoas –con una distribución típicamente más subtropical– han aumentado su presencia en el mar del Norte, incluso entrando en el mar Báltico.

El aumento continuado de la temperatura del agua ha alterado la estructura y la función de los ecosistemas marinos de todo el mundo. En el Atlántico norte su efecto ha sido incluso mayor, con aumentos de hasta 1,3 ºC en la temperatura media de los últimos 30 años.

Estos peces representan una importante fuente de ingresos para la mayoría de países costeros del mundo.

Esta variación afecta directamente a la frecuencia y biogeografía de un grupo de peces pelágicos, que incluye a la sardina (Sardina pilchardus), al boquerón (Engraulis encrasicolus), al jurel (Trachurus trachurus) y a la caballa (Scomber scombrus), entre otros, que se alimentan de fitoplancton y zooplancton, y que son la base de la dieta de grandes depredadores como los cetáceos, grandes peces y aves marinas. Estos peces también representan una importante fuente de ingresos para la mayoría de países costeros del mundo.


Hasta ahora, los científicos no habían logrado probar si los cambios observados en los la fisiología de los pelágicos eran resultado directo de la temperatura del agua o si se debía a los cambios en las comunidades planctónicas, sus principales presas, que también se han visto afectadas por el calentamiento global y han cambiado su distribución y su abundancia. 

El nuevo estudio, publicado en Global Change Biology y que ha desarrollado modelos estadísticos para la zona del mar del Norte, confirma la gran importancia de la temperatura marina. “Se han incluido series temporales de zooplancton y datos de la temperatura superficial del mar para determinar cuál fue el factor causante de estos patrones”, señala a Ignasi Montero-Serra, autor principal del estudio e investigador en el departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona.

Las sardinas y otros peces son altamente vulnerables a cambios en la temperatura de los océanos.

Bioindicadores de la salud del mar

Para demostrar las consecuencias del calentamiento del agua, el equipo de investigación analizó 57.000 censos de peces de la pesca comercial realizados de forma independiente a lo largo de la plataforma continental europea entre los años 1965 y 2012, extraídos de los datos públicos facilitados por el Consejo Internacional para la Exploración de los Océanos (ICES).

El trabajo, el primero que se realiza a gran escala temporal y espacial, permite entender las dinámicas de estas especies en relación al rápido calentamiento de los océanos que se viene produciendo desde la década de los 80.

Los resultados revelan que las sardinas y otros peces –que cuentan con ciclos de vida rápido, fase larvaria planctónica, y baja dependencia del hábitat– son altamente vulnerables a cambios en la temperatura de los océanos, por lo que representan “un bioindicador excepcional para medir la dirección y velocidad del cambio climático que se espera en un futuro reciente”, apunta Montero-Serra.

Subtropicalización de las especies del mar del Norte

Con el aumento acelerado de la temperatura en los mares continentales, las sardinas y las anchoas –con una distribución típicamente más subtropical– han aumentado su presencia en el mar del Norte, “incluso entrando en el mar Báltico”, asegura Montero-Serra.

Las especies con una distribución más boreal –como el arenque o el espadín– han disminuido su presencia en el mar del Norte.
 
El análisis demuestra así “una clara señal de subtropicalización” en la composición de las especies del mar del Norte y el mar Báltico, “donde las sardinas, las anchoas, la caballa y el jurel, más afines a elevadas temperaturas, han incrementado su presencia”, apunta el investigador.

Esto se debe a que los peces pelágicos son muy dependientes de las temperaturas ambientales en diferentes etapas de su vida: desde las migraciones reproductivas y las puestas de huevos, hasta el desarrollo y la supervivencia de las larvas.

Según los investigadores, los cambios en este grupo ecológico tan importante “repercutirán en la estructura y funcionamiento de todo el ecosistema”. El experto advierte que los pueblos costeros altamente dependientes de estos recursos pesqueros “deberán adaptarse a los nuevos contextos ecológicos y a las posibles consecuencias de estos cambios”, aunque aún se desconoce la magnitud de las repercusiones socioeconómicas y ecológicas.

Referencia bibliográfica:
Montero-Serra, Ignasi; Edwards, Martin; Genner, Martin J. “Warming shelf seas drive the subtropicalization of European pelagic fish communities” Global Change Biology 21(1): 144-153 enero de 2015 DOI: 10.1111/gcb.12747

Cats kill up to 3.7 Billion birds annually in the continental U.S. and 20.7 Billion mammals — mainly mice, shrews, rabbits and voles



New study shows that feline threat to birds is greater than previously thought.

Story Highlights

Cats that live in the wild or indoor pets allowed to roam outdoors kill from 1.4 billion to as many as 3.7 billion birds in the continental U.S. each year, says a new study that escalates a decades-old debate over the feline threat to native animals.

The estimates are much higher than the hundreds of millions of annual bird deaths previously attributed to cats. The study also says that from 6.9 billion to as many as 20.7 billion mammals — mainly mice, shrews, rabbits and voles — are killed by cats annually in the contiguous 48 states. The report is scheduled to be published Tuesday in Nature Communications.


"I was stunned," said ornithologist Peter Marra of the Smithsonian's Conservation Biology Institute. He and Smithsonian colleague Scott Loss, and U.S. Fish and Wildlife Service biologist Tom Will conducted the study.
It's part of a three-year Fish and Wildlife Service-funded effort to estimate the number of birds killed by predators, chemicals and in collisions with wind generators and windows. 


About a third of the 800 species of birds in the USA are endangered, threatened or in significant decline, according to the American Bird Conservancy.
For years, bird lovers and cat lovers have clashed over whether outdoor cats, not native to the U.S., should be euthanized or allowed to roam free in managed programs that include neutering. City councils, animal shelters and state wildlife officials have long struggled with the balance.

"Our findings suggest that free-ranging cats cause substantially greater wildlife mortality than previously thought and are likely the single greatest source of anthropogenic mortality for U.S. birds and mammals," Marra and his co-authors conclude. "Scientifically sound conservation and policy intervention is needed to reduce this impact."
The study is critical of the Trap-Neuter-Return (TNR) policy advocated by Alley Cat Allies and other defenders of free-roaming cats. The goal of the policy is to gradually reduce outdoor cat populations while avoiding widespread euthanasia policies in animal shelters. An estimated 4 million cats are euthanized in shelters annually, according to Nathan Winograd, founder of the No-Kill Advocacy Center in Oakland.




Marc Selinger holds a baited carrier for a friendly feral cat in an alleyway in Washington, D.C. Selinger traps feral cats, takes them to be spayed or neutered, and then returns them for what he says is a "better, healthier life" for the cats. (Photo: Melissa Golden for USA TODAY).

The new study calls the Trap-Neuter-Return policy "potentially harmful to wildlife populations" because it leaves so many predators in the wild. The authors also say the policy is often put in place by cities and counties without "widespread public knowledge" and without studies on the impacts of large feral cat populations on the environment.

Cat defenders say that the new estimates won't change their belief that cats are scapegoats for bird habitat loss, chemicals used in fertilizers and insecticides, and collisions with man-made objects. "Human impact is the real threat" to birds, says Becky Robinson, president of Alley Cat Allies, a group that defends outdoor cats. She says the Trap-Neuter-Return policy is growing because people see it as a way to protect birds without killing cats.
"This is not Sophie's Choice; this is not the American people voting to kill one animal over another," she says.
George Fenwick, president of the American Bird Conservancy, says the issue is not cats vs. birds but "a runaway and invasive population of cats" that are killing too many birds.

Fenwick says that the study gives his side powerful evidence to take to policymakers that Trap-Neuter-Return isn't working, and to push for more responsible cat-ownership policies across the country. He says too many people have been led to believe that cats can live outdoors without harm to themselves or the environment. The surprising numbers in this survey, he says, "will undo a lot of previously thought things."

Marra and his colleagues extrapolated findings from 21 studies in the U.S. and Europe to come up with an estimate of 30 million to 80 million "unowned" cats and 84 million "owned" cats in the U.S., their kill rates, and other factors leading to bird predation.

They defined "unowned" as farm cats living in barns, strays living outdoors that may be fed by humans, and feral cats that fend for themselves — all of which might live alone or in colonies. The study notes that Washington, D.C., alone has an estimated 300 outdoor cat colonies.