Según un nuevo estudio, la pesca de arrastre puede tener «consecuencias devastadoras» para la vida marina.
¿Qué ocurre cuando las redes se arrastran por el fondo marino? De acuerdo con la investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences y dirigida por Antonio Pusceddu, de la Universidad Politécnica de las Marcas (Ancona, Italia), nada bueno.
El estudio compara zonas afectadas por la pesca de arrastre con zonas intactas de un cañón submarino de la costa española, de aproximadamente 40 kilómetros de largo y 2 200 metros de profundidad.
Así, el equipo ha descubierto que los sedimentos de las zonas donde se practica esta variedad de pesca contienen un 52 % menos de material orgánico, que es la fuente de alimento de los organismos que viven en esas profundidades; además, presentan tasas más reducidas de degradación del carbono (alrededor del 40 %).
El estudio establece, por tanto, que la pesca de arrastre destruye los ecosistemas sedimentarios de los fondos marinos y disminuye la biodiversidad, por lo que es una de las principales causas de degradación del fondo del mar.
«En última instancia, la pesca de arrastre convierte los fondos marinos en desiertos», afirman los autores.
La destrucción del hábitat marino tiene lugar cuando se ponen en peligro de forma significativa o se eliminan las condiciones necesarias para la supervivencia de las plantas y los animales.
La mayoría de las regiones de los océanos del mundo están sufriendo pérdida de hábitat. Pero las zonas costeras, debido a su cercanía a los centros de población humana, padecen este mal de forma desproporcionada, sobre todo debido a las presiones ejercidas por el hombre. La pérdida de hábitat aquí afecta de manera trascendental a la biodiversidad de todo el océano. Estas zonas fundamentales, entre las que se encuentran los estuarios, los pantanos y las marismas, ejercen de terrenos para la reproducción o de «semilleros» para casi todas las especies marinas.
Causas de la pérdida del los hábitat oceánicos
Los seres humanos y la Madre Naturaleza comparten la culpa en la destrucción de los hábitat oceánicos, pero no a partes iguales.
Los huracanes, tifones, tormentas fuertes, tsunamis y otros fenómenos similares han provocado enormes trastornos en los ciclos de vida de las plantas y animales oceánicos, aunque normalmente de forma temporal. Sin embargo, las actividades humanas tienen un efecto significativamente mayor y mucho más duradero.
Los pantanos son dragados y utilizados para alojar construcciones residenciales, industriales y agrícolas. Las ciudades, las fábricas y las explotaciones agrícolas provocan residuos, contaminación y vertidos químicos que pueden causar estragos en los arrecifes, la vegetación marina, las aves y los peces.
Los diques del interior reducen el flujo natural de nutrientes, cortan las rutas migratorias de los peces y frenan los cursos de agua dulce, por lo que aumenta la salinidad de las aguas costeras. La deforestación lejos de la costa crea erosión y hace que se desplacen y se depositen limos en las aguas someras, lo cual puede bloquear la luz del sol que necesitan los arrecifes para desarrollarse.
Las técnicas de pesca destructivas, como la pesca de arrastre y la utilización de dinamita y veneno destruye los hábitat tanto cercanos a las costas, como en mar abierto.
El turismo provoca que millones de navegantes y submarinistas estén en contacto directo con los frágiles ecosistemas de los pantanos y los arrecifes. Los buques portacontenedores y los buques cisterna pueden dañar los hábitat con sus cascos y anclas. Los vertidos de crudo y otras sustancias matan a miles de aves y peces y dejan tras de sí un entorno tóxico que puede perdurar durante años.
Cambio climático
Sin embargo, quizá el agente más devastador de todos es el cambio climático. Los científicos todavía están tratando de entender las consecuencias que el excesivo dióxido de carbono en la atmósfera y el rápido calentamiento de la Tierra están teniendo en los ecosistemas. Pero existen abundantes pruebas que indican que los océanos son los más castigados por estos cambios.
Conforme aumenta la temperatura terrestre, son principalmente los océanos los que absorben el calor adicional. Incluso pequeños cambios de temperatura pueden tener importantes efectos sobre los ciclos de vida de los animales marinos, desde los corales hasta las ballenas.
Además, las temperaturas más cálidas causan un excesivo derretimiento dede los casquetes y glaciares, lo que provoca que aumente el nivel del mar y se inunden los estuarios.
Los altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, causados fundamentalmente por la quema de combustible fósil, son absorbidos por los océanos, donde el gas se disuelve en ácido carbónico. La elevada acidez merma la capacidad de los animales marinos, incluido el numeroso plancton, para crear conchas, lo que afecta a la vida en el mismísimo origen del tejido alimenticio oceánico.
Cambios en los mares
Se están realizando continuos esfuerzos para proteger los hábitat oceánicos, como la creación de gigantescos santuarios marinos donde las construcciones quedan restringidas y se prohíbe la pesca. La creación de legislaciones que prohíben el vertido de aguas residuales y productos químicos en el océano y de políticas que fomentan la administración de pantanos están teniendo un efecto positivo. Aunque los científicos están de acuerdo en que son necesarias medidas drásticas para evitar las crisis oceánicas creadas por el cambio climático.