El aumento
del turismo, la pesca y el transporte marítimo entre la península ibérica y el
archipiélago balear está comprometiendo el bienestar de una pequeña población
de delfines mulares que vive en aguas costeras de las Pitiusas. Así lo confirma
un estudio liderado por la Universidad de Barcelona que ha cuantificado por
primera vez el número de estos mamíferos durante el verano y la primavera,
momentos críticos para ellos.
La abundancia total de delfines mulares en las islas Baleares es más pequeña de lo que se pensaba.
La abundancia total de delfines mulares en las islas Baleares es más pequeña de lo que se pensaba.
A pesar de
ser uno de los cetáceos más comunes del mar Mediterráneo, el delfín mular (Tursiops
truncatus) permanece en áreas próximas al humano, por lo que se expone a
continuos conflictos. Tanto es así, que en 2006 la calificó de ‘vulnerable’ a la subpoblación
de esta especie en el Mediterráneo al considerar que había disminuido en un 30%
en los últimos 60 años.
“Las
actividades antropogénicas como la pesca, el desarrollo costero, el turismo y
el transporte marítimo, especialmente en verano, son algunas de las amenazas a
las que se enfrentan los delfines en las islas Baleares”, señala a Sinc Joan
Gonzalvo, científico en el Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la
Universidad de Barcelona (UB).
Gonzalvo es
el autor principal de un estudio que ha evaluado durante tres años la
abundancia de estos cetáceos, así como los patrones de movimiento entres las
islas y su dinámica de grupo. Los resultados, publicados en Journal of the
Marine Biological Association of the United Kingdom, estiman en 517 el
número de delfines que habita en esta zona del Mediterráneo.
Se estima en
517 el número de delfines que habita en esta zona del Mediterráneo
Las Pitiusas
son consideradas un refugio para las especies marinas, sobre todo de esta
población de delfines mulares –probablemente entre las mayores de España–. Sin
embargo, el estudio demuestra que la abundancia total de estos mamíferos
marinos es más pequeña de lo que se pensaba. “Posiblemente no supere unas
centenas”, dice el investigador.
El equipo
trazó una serie de mapas de distribución de los delfines a partir de
avistamientos realizados entre 2002 y 2004. “Los avistamientos se produjeron
sobre todo en verano y primavera, cuando los delfines podrían estar evitando
las aguas costeras debido al número creciente de embarcaciones y al aumento de
la presencia humana”, razona Gonzalvo.
Punto de
encuentro de peligros
La gran
fidelidad de los delfines a su hábitat y una movilidad relativamente limitada a
lo largo del archipiélago les obliga a permanecer en un área donde la
sobrepesca, la degradación del hábitat, los conflictos con las embarcaciones
turísticas y una industria pesquera en continuo crecimiento están a la orden
del día.
Según
estudios anteriores, los conflictos con los pescadores provocan al año de 30 a
60 muertes de delfines en la zona. “Los animales juegan alrededor de las redes
para robar el pescado y se arriesgan a quedar atrapados”, apunta el científico.
Además, para evitar daños económicos en sus artes de pesca, los pescadores
toman medidas drásticas y son frecuentes las agresiones a los delfines o
incluso la muerte de estos.
Las islas
Baleares cuentan con una flota de más de 400 barcas artesanales, más de 60
barcos de arrastre, tres pesqueros de palangre y 11 cerqueros, por lo que la
interacción con delfines es frecuente. Pero la pesca no es la única amenaza.
El tráfico
marítimo se ha incrementado sustancialmente en el archipiélago. Según la
Consejería de Turismo del Gobierno balear, en la actualidad, unos 69 puertos
ofrecen 20.488 amarres en las islas.
Chocan con
las embarcaciones
El riesgo de
colisión de las embarcaciones con los delfines y las molestias causadas por el
ruido del tráfico marítimo –que afecta al comportamiento de estos mamíferos– se
han convertido en un motivo de preocupación.
A esto se
suma la contaminación, que es más elevada que en otras zonas. “Las
concentraciones de compuestos organoclorados encontradas en los delfines son
muy altas, incluso más que en cualquier otra especie de delfín”, subraya
Gonzalvo, quien añade que las concentraciones sobrepasan con creces los límites
aceptados en mamíferos.
Por todo
ello, los investigadores piden acciones urgentes de gestión de pesca
sostenible, mitigación de interacciones entre pescadores y delfines, prevención
de la contaminación marina, y regulación del turismo –sobre todo del tráfico de
embarcaciones– para asegurar la conservación de esta frágil población de
delfines mulares. “Son necesarias medidas de conservación aparte de las ya
existentes”, concluye.
Referencia
bibliográfica:
Joan
Gonzalvo et al. “Strong site-fidelity increases vulnerability of
common bottlenose dolphins Tursiops truncatus in a mass tourism destination in the
western Mediterranean Sea” Journal of the Marine Biological Association of
the United Kingdom 94(6):1227-1235 septiembre de 2014