Los animales más fáciles de avistar son el delfín listado, el rorcual común y el delfín mular
Un estudio biológico censa los mamíferos marinos observables en los trayectos en ferri
Nueve especies de cetáceos, desde las
rarísimas orcas hasta los muy habituales delfines listados,
pueden observarse en las aguas del Mediterráneo comprendidas entre Barcelona
y las Baleares, según muestra un recuento efectuado durante los últimos
tres años por especialistas de la asociación Biodiversitat Marina.
Armados de prismáticos y con mucha paciencia, los naturalistas se embarcaron en
ferris de la empresa Balearia a un ritmo de entre dos y cinco viajes mensuales
-dependiendo del estado de la mar- para intentar determinar numéricamente las
especies más frecuentes o, como mínimo, las que más se dejan ver. Los
resultados empiezan a llegar.
«Salimos de Barcelona por la noche, llegamos a
Baleares y volvemos de nuevo por la mañana -relata Artur
Degollada, biólogo de Biodiversitat Marina que ha coordinado el
análisis-. Durante los trayectos vamos apuntando todos los avistamientos
de cetáceos y también de aves marinas». Se anota la fecha, las
coordenadas de GPS e incluso la actividad de los animales. El seguimiento lo
realizan en total unos 50 voluntarios, muchos de ellos estudiantes
de Biología, gracias a un convenio con la Fundación Balearia.
Degollada explica que estudios de este tipo sí se
habían hecho en las costas de Francia e Italia, pero no en España. «No había
algo sistemático».
Los más comunes
El cetáceo más habitual resultó ser el delfín listado
(Stenella coeruleoalba), «que incluso llegan a verse por centenares en
algún viaje», enumera el biólogo. También hay bastantes delfines
mulares (Tursiops truncatus), sobre todo en las zonas cercanas
a la costa, y rorcuales comunes (Balaenoptera physalus),
una especie enorme (25 metros) que en ocasiones se cruza en grupos de madres
con crías y cuyos «soplidos de hasta dos metros de altura se pueden observar a
grandes distancias».
La lista de cetáceos menos habituales se completa con el zifio de Cuvier, el calderón común, el calderón negro, el cachalote y el delfín común, aunque el más raro es sin dudas la orca, cuyo avistamiento solo ha sido posible una vez. En el Mediterráneo occidental también hay citas acreditadas de yubarta, delfín de hocico estrecho y hasta de ballena gris, pero se trata ejemplares desorientados que han llegado excepcionalmente tras cruzar el Estrecho.
La lista de cetáceos menos habituales se completa con el zifio de Cuvier, el calderón común, el calderón negro, el cachalote y el delfín común, aunque el más raro es sin dudas la orca, cuyo avistamiento solo ha sido posible una vez. En el Mediterráneo occidental también hay citas acreditadas de yubarta, delfín de hocico estrecho y hasta de ballena gris, pero se trata ejemplares desorientados que han llegado excepcionalmente tras cruzar el Estrecho.
Degollada comenta que cualquier persona está en
disposición de ver cetáceos con un poco de paciencia, aunque
obviamente reconocerlos ya es trabajo de especialistas puesto que muchas veces
lo único que se aprecia es el lomo o una aleta. El delfín listado
se acerca con frecuencia a los ferris, incluso se coloca en paralelo a
su ruta y surfea, pero eso no es lo normal en las otras especies: «Los
cetáceos suelen seguir su propio camino. Hacen su vida. No cambian el ritmo al
ver un barco».
Las mejores épocas
La mejor época para los avistamientos transcurre entre
primavera y principios de verano, aunque luego hay también otro pico hacia
el mes de octubre.
Los especialistas esperan que la información obtenida
sirva para conocer mejor la distribución de las especies y las
pautas de comportamiento. De hecho, sigue habiendo notables
incertidumbres. El delfín listado, por ejemplo, suele figurar en las guías
como especie residente todo el año, pero lo cierto que es que el recuento de
Biodiversitat Natural aprecia bajones enormes en invierno.
«Queremos saber por qué se reducen tanto las observaciones en esas fechas».
¿Dónde van? Otro caso es el de los rorcuales que crían en el mar de Liguria.
«Nosotros los vemos luego cuando pasan hacia el sur o cuando regresan -añade el
especialista-. Posiblemente haya unas poblaciones totalmente
residentes y otras que migran al Atlántico».
«El Mediterráneo occidental no es en absoluto una zona
pobre en cetáceos», concluye Degollada. «Y nosotros las hemos visto todas».
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