El concepto positivo de expansión
de una especie se opone otro concepto negativo, el de la extinción.
La extinción es un factor clave
en biogeografía. Como escribe Lewontin, una pregunta que todo biólogo debe
hacerse es por qué el 99,99 % de las especies que han existido se han
extinguido, siendo el riesgo de extinción un fenomeno no directa ni
estrictamente relacionado con el número de individuos ni con la tasa de reproducción.
Una especie permanece un tiempo,
pero tarde o temprano se va. Sin embargo, la vida continua con la aparición de
nuevas especies.
Las fluctuaciones en las
condiciones del medio que afectan a amplias extensiones , como las glaciones
del Pleistoceno y el impacto brutal de la actual civilizacion tecnológica y
consumista, actúan sobre la biosfera en la que hay muchas más especies de tipo
especialista o adaptadas a condiciones estrictas, que especies generalistas u
oportunistas. Toda fluctuación del tipo indicado implica la expansión de unas
pocas especies generalistas y una extinción en masa de otras especies
especialistas.
Episodios, como el Pleistoceno,
que han implicado catástrofes o cataclismos generalizados, generan la extinción
de un número impresionante de grandes vertebrados en un período relativamente
corto.
En época más reciente el Homo sapiens (la huella del carbono) es
responsable de la extinción de gran número de especies. Las listas que se
publican (Red List IUCN) de especies extintas o a punto de extinguirse son
impresionantes, y se debe decir que generalmente no incluyen ni invertebrados
ni plantas.
La extinción de especies que
incluso todavía no hemos descubierto hacen del fenómeno de la extinción una
magnitud de variable ambiental más grave.
La extinción directa por caza, o
indirecta, por destrucción de los ecosistemas ante el avance del paisaje
humanizado, se ha añadido la acción más disimulada pero no menos grave de los
enemigos invisibles como agentes químicos a través de distintos pesticidas ,
principalmente compuestos clorados de carbono que se difunden por la biosfera y
que por mecanismos de concentración animales alcanzan dosis letales en el
cuerpo de determinadas especies, principalmente de las que ocupan niveles
tróficos altos o son de régimen de vida muy especializado.
El problema actualmente es que
los impactos antrópicos son demasiado grandes y cortos en el tiempo que las
especies no tienen tiempo a adaptarse a los cambios y se extinguen. Se habla en
medios científicos, por ello de la sexta extinción.
Las especies , la biodiversidad
son el engranaje gracias al cual nuestro planeta funciona. Las especies no
solamente son un fenómeno evolutivo único, son un elemento más de la cadena de
la vida. Cada vez que una especie se extingue, los ecosistemas se hacen más
frágiles, los servicios ambientales que realizan las especies como tales o en
su relación con otras especies, se pierden y, por ello, la biosfera se hace más
vulnerable, la salud del planeta, nuestra casa común, pierde parte de su frágil
equilibrio. Ello conduce a que la especie humana se vea también perjudicada, su
seguridad alimentaria, agua, medicinas, aire puro, vivienda, medio ambiente.
La IUCN fijó el 2010 como un año
de reversión significativa de la extinción de especies, han pasado 4 años y no
se han tomado decisiones y puestas en práctica significativas de preservación, conservación,
reconstrucción y restauración de ecosistemas y , en general de la biosfera.
La sexta extinción
La última edición actuazada de la
Lista Roja de la IUCN (Red List) muestra que de las 47.677 especies evaluadas,
17.291 están "en peligro de extinción".
Los resultados dan que un 21% son mamíferos, el 30% de los anfibios,
el 12% de las aves el 28% de los reptiles, el 37% de peces de agua dulce, el
70% de las plantas y el 35% de los invertebrados están amenazados. Obsérvese la
mal que lo está pasado el taxón anfibios por culpa del cambio climático y de la
pérdida masiva de hábitat como la selva tropical.
Corrobora esta tendencia a la
baja el infore "Evaluación de los Ecosistemas del Milenio" elaborado
por 1.300 científicos de 95 países que calcula que cada hora desaparecen tres
especies, más de 150 al día y las extinciones anuales pueden variar entre las
cotas 18.000 a 55.000.
La Tierra ha vivido cinco grandes
extinciones o crisis biológicas a lo largo de su historia por fenómenos como se
ha mencionado relacionados con cataclismos que han cambiado vastas zonas del
planeta. Sin embargo, esta sexta extinción está basada en factores antrópicos,
en nuestro fuerte impacto ambiental de nuestro sistema socio-económomico unido
al terrible creciemiento demográfico mundial. Los científicos la llaman la sexta extinción.
La extinción masiva del Devónico es una de las
cinco grandes extinciones que se han producido en la historia de la Tierra,
junto con las extinciones masivas del Ordovícico-Silúrico, la extinción masiva del Pérmico-Triásico, la del Triásico-Jurásico y la
del Cretácico-Terciario.
La extinción masiva del Holoceno
es un nombre dado a la extinción sostenida y generalizada de especies que
ocurre en el último período geológico, el Holoceno. La extinción abarca desde
el mamut
hasta el dodo,
incluyendo incontables especies que continúan desapareciendo cada año.
La extinción masiva del Holoceno comprende la notoria desaparición
de mamíferos grandes, conocidos como megafauna,
cerca del final de la última glaciación
entre 9.000 y 13.000 años atrás. Tales desapariciones se han considerado como
consecuencia del cambio climático, como resultado de la diseminación y
proliferación del humano moderno.
Estas extinciones afectan a muchas familias de plantas y animales.
Durante el inicio del Holoceno, después de la última glaciación, fueron los
continentes e islas recién conquistados por el Homo sapiens
los que vieron desaparecer sus principales especies.
Desde
principios del siglo XIX, y en aceleración constante desde la
década de 1950, las desapariciones implican a especies de todos los tamaños y
ocurren principalmente en las selvas
tropicales, que tienen una gran biodiversidad.
La actual tasa de extinción es de 100 a 1000 veces el promedio natural en la evolución y en 2007 la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza consideró que
una de cada ocho especies de aves, una de cada cuatro mamíferos,
una de cada tres de anfibios y el 70% de todas las plantas están en peligro.
El 70 % científicos, piensa que dentro
de los próximos treinta años (es decir, cerca del 2028) la quinta parte de
todas las especies se extinguiría. El biólogo E.O. Wilson estimó en 2002 que, de
continuar la actual tasa de destrucción humana de la biosfera, la mitad de
todas las especies que viven en el planeta se extinguirán en 100 años.
"The
human role"
En el paper "Conservation
biology" citado posteriormente Pimm y sus colegas hablan de las causas por
las que muchas especies y taxones están amenaados de extinción o distribuidos
en reducidos grupos de ejemplares en áreas pequeñas del planeta, por el
crecimiento demográfico del Homo sapiens y el consumo / capita.
Journal de referencia
Jurriaan M. de Vos, Lucas N. Joppa, John L. Gittleman, Patrick R. Stephens, Stuart L. Pimm. Estimating the normal background rate of species extintion. Conservation Biology, 2014
El 12 de agosto de 2008, los
biólogos americanos Paul Ehrlich y Robert Pringle presentaron su trabajo sobre
la sexta extinción de especies en las Actas de la Academia Americana de
Ciencias (PNAS) y concluyeron que aún era posible detener el deterioro de las
especies siempre que se tomaran algunas medidas drásticas a nivel mundial.
Sugieren medidas para controlar nuestro crecimiento demográfico (9,3 miles de
millones de personas se esperan para 2050), reducir nuestro excesivo consumo
innecesario de recursos naturales y explotar lo que de forma gratuita nos
ofrece la biosfera, como las materias primas renovables, sistemas naturales de
filtración de las aguas, almacenamiento del carbono por los bosques, la
prevención de la erosión y las inundaciones mediante la vegetación, la
polinización de las plantas por los insectos y las aves; financiar, por medio
de fundaciones privadas, el desarrollo de áreas protegidas, como lo que se ha
hecho en Costa Rica; informar e involucrar a los agricultores en la
conservación de la biodiversidad; restaurar los hábitats degradados.