Sardinas, boquerones y caballas desempeñan un papel
primordial en los ecosistemas marinos, además de poseer un alto valor
comercial. Pero el calentamiento del agua les obliga a desaparecer de los mares
donde suelen ser habituales y migrar al norte.
Un estudio pionero que ha
analizado 57.000 censos de peces en 40 años lo confirma. Los investigadores
advierten que los pueblos costeros dependientes de estos recursos pesqueros
deberán adaptar sus economías.
Las sardinas y las anchoas –con una distribución
típicamente más subtropical– han aumentado su presencia en el mar del Norte,
incluso entrando en el mar Báltico.
El aumento continuado de la temperatura del agua ha
alterado la estructura y la función de los ecosistemas marinos de todo el
mundo. En el Atlántico norte su efecto ha sido incluso mayor, con aumentos de
hasta 1,3 ºC en la temperatura media de los últimos 30 años.
Estos peces representan una importante fuente de
ingresos para la mayoría de países costeros del mundo.
Esta variación afecta directamente a la frecuencia y
biogeografía de un grupo de peces pelágicos, que incluye a la sardina (Sardina
pilchardus), al boquerón (Engraulis encrasicolus), al jurel (Trachurus
trachurus) y a la caballa (Scomber scombrus), entre otros, que se
alimentan de fitoplancton y zooplancton, y que son la base de la dieta de
grandes depredadores como los cetáceos, grandes peces y aves marinas. Estos
peces también representan una importante fuente de ingresos para la mayoría de
países costeros del mundo.
Hasta ahora, los científicos no habían logrado probar
si los cambios observados en los la fisiología de los pelágicos eran resultado
directo de la temperatura del agua o si se debía a los cambios en las
comunidades planctónicas, sus principales presas, que también se han visto
afectadas por el calentamiento global y han cambiado su distribución y su
abundancia.
El nuevo estudio, publicado en Global Change
Biology y que ha desarrollado modelos estadísticos para la zona del mar del
Norte, confirma la gran importancia de la temperatura marina. “Se han incluido
series temporales de zooplancton y datos de la temperatura superficial del mar
para determinar cuál fue el factor causante de estos patrones”, señala a Ignasi
Montero-Serra, autor principal del estudio e investigador en el departamento de
Ecología de la Universidad de Barcelona.
Las sardinas y otros peces son altamente vulnerables a
cambios en la temperatura de los océanos.
Bioindicadores de la salud del mar
Para demostrar las consecuencias del calentamiento del
agua, el equipo de investigación analizó 57.000 censos de peces de la pesca
comercial realizados de forma independiente a lo largo de la plataforma
continental europea entre los años 1965 y 2012, extraídos de los datos públicos
facilitados por el Consejo Internacional para la Exploración de los Océanos
(ICES).
El trabajo, el primero que se realiza a gran escala
temporal y espacial, permite entender las dinámicas de estas especies en
relación al rápido calentamiento de los océanos que se viene produciendo desde
la década de los 80.
Los resultados revelan que las sardinas y otros peces
–que cuentan con ciclos de vida rápido, fase larvaria planctónica, y baja
dependencia del hábitat– son altamente vulnerables a cambios en la temperatura
de los océanos, por lo que representan “un bioindicador excepcional para medir
la dirección y velocidad del cambio climático que se espera en un futuro
reciente”, apunta Montero-Serra.
Subtropicalización de las especies del mar del Norte
Con el aumento acelerado de la temperatura en los
mares continentales, las sardinas y las anchoas –con una distribución
típicamente más subtropical– han aumentado su presencia en el mar del Norte,
“incluso entrando en el mar Báltico”, asegura Montero-Serra.
Las especies con una distribución más boreal –como el
arenque o el espadín– han disminuido su presencia en el mar del Norte.
El análisis demuestra así “una clara señal de subtropicalización” en la composición de las especies del mar del Norte y el mar Báltico,
“donde las sardinas, las anchoas, la caballa y el jurel, más afines a elevadas
temperaturas, han incrementado su presencia”, apunta el investigador.
Esto se debe a que los peces pelágicos son muy dependientes de las temperaturas ambientales en
diferentes etapas de su vida: desde las migraciones
reproductivas y las puestas de huevos, hasta el desarrollo y la supervivencia
de las larvas.
Según los investigadores, los cambios en este grupo
ecológico tan importante “repercutirán en la estructura y funcionamiento de
todo el ecosistema”. El experto advierte que los pueblos costeros altamente dependientes
de estos recursos pesqueros “deberán adaptarse a los nuevos contextos
ecológicos y a las posibles consecuencias de estos cambios”, aunque aún se
desconoce la magnitud de las repercusiones socioeconómicas y ecológicas.
Referencia bibliográfica:
Montero-Serra, Ignasi;
Edwards, Martin; Genner, Martin J. “Warming shelf seas
drive the subtropicalization of European pelagic fish communities” Global
Change Biology 21(1): 144-153 enero de 2015 DOI: 10.1111/gcb.12747
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