La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

sábado, 31 de octubre de 2015

El toro de lidia tiene una información genética en el cromosoma Y única en el mundo




Investigadores de la Universidad de Sevilla estudian la contribución del toro de lidia al patrimonio genético español de bovino. Independientemente de las connotaciones ético-culturales que lleva asociadas, ocupa un lugar destacado en el ecosistema de la dehesa, contribuyendo junto con el cerdo ibérico y otras razas autóctonas, decididamente a su mantenimiento.


La raza del toro de lidia, también denominado toro bravo, ha conservado en gran medida el sistema productivo tradicional que tenía en los últimos siglos. A lo largo de su historia se ha diferenciado del vacuno de carne por su selección, en función de caracteres temperamentales de su comportamiento, independientemente de su tipo zootécnico (morfológico). Así, además de los caracteres morfológicos comunes en la raza de lidia, presentan gran diversidad de caracteres étnicos (tamaño, encornadura, capa etc.) en función del encaste del que deriven.



La raza de lidia está formada actualmente por cinco castas fundacionales (Gallardo, Vazqueña, Cabrera y Vistahermosa) y cerca de 20 subpoblaciones o encastes dentro de éstas. Los toros pertenecientes a cada una de estas castas fundacionales y a los encastes poseen, además de un constitución genética única, un patrón morfológico y temperamental propio, que hace inconfundibles a los toros de cada una de estas subpoblaciones.

Se han estudiado 38 haplotipos diferentes del cromosoma Y de 1.300 animales.

 
Teniendo en cuenta estas peculiaridades, y tras realizar una comparación genética con 47 razas bovinas europeas, africanas y españolas, un estudio de la Universidad de Sevilla, junto con el Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba y el departamento de Investigación del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias, pone de manifiesto que la información genética que aporta el toro de lidia, a través del cromosoma Y, hace única a esta raza en el mundo.

En esta investigación, que se ha publicado la revista Animal Genetics, se han estudiado 38 haplotipos (combinación de alelos en lugares adyacentes en un cromosoma que se heredan juntos) diferentes del cromosoma Y de 1.300 animales, con el objetivo de ver la contribución genética de la raza de lidia al patrimonio genético del bovino, así como establecer medidas para su conservación y mejora genética.


“Según nuestros resultados se pueden encontrar grandes diferencias genéticas entre las distintas castas y encastes del toro de Lldia, incluso a veces más que las existentes entre distintas razas bovinas, por lo que la población de lidia debería ser considerada como una Agrupación Racial, más que como una única raza”, explica Rocío Pelayo, miembro del grupo de Investigación en Nuevas Tecnologías de Mejora Animal y de Sus Sistemas Productivos de la Universidad de Sevilla (Grupo MERAGEM) y autora de este estudio, quien concreta que la casta Navarra, Gallardo (encaste Pablo Romero) y Cabrera (encaste Miura), además del encaste Albaserrada (Casta Vistahermosa) no se asemejan a ninguna raza estudiada hasta el momento, "por presentar haplotipos únicos en el mundo”.
“Hay que hacer grandes esfuerzos para que se conserve este patrimonio único en peligro de extinción y del que ya se han perdido algunas castas”, explica Rocío Pelayo.


“Hay que hacer grandes esfuerzos para que se conserve este patrimonio único que se encuentra en peligro de extinción y del que ya se han perdido algunas castas en España”, defiende la investigadora Pelayo, y que “en el toro de lidia, el encaste debería ser la unidad de trabajo a la hora de la conservación genética y de preservar el acervo genético único evidenciado en este trabajo”.

Este proyecto de investigación cuenta con la colaboración de la Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas (AEGRB), y de otras Asociaciones de ganaderos de razas autóctonas y locales bovinas.

Referencia bibliográfica:
Contribution of Lidia cattle breed historical castes to the paternal genetic stock of Spain. Pelayo1,*, M. Valera, A. Molina and L. J. Royo. Publicado en Animal Genetics Volume 46, Issue 3, pages 312–315, junio de 2015

La tauromaquia y la cría de toro bravo como sistema sostenible de gestión del territorio y beneficiosa para la biodiversidad.



Ciertamente, las plazas son un ambiente muy extraño y hostil para los toros bravos, unos animales que, antes de llegar a este último escenario, llevan una vida tranquila y apacible en el campo, muy distinta a los estereotipos que rodean a este animal y mucho más feliz.




Acercarse a la vida real de los toros bravos, conocerlos en su entorno, es la oportunidad que algunos ganaderos en España ofrecen como una oferta turística más que no solo atrae a los amantes de las corridas taurinas.

“Para los aficionadas a las corridas es un disfrute absoluto ver al toro tan cerca. Para los que no, es una oportunidad de ver al animal en su entorno natural, de conocer cómo son unos animales que viven muy bien los cinco años de vida que tienen antes de llegar a las plazas. Aquí los ven felices”, explica Alicia Rudiez, ganadera.
Ella se encarga de llevar a los turistas, subidos en un tractor, por la finca en la que cría con su marido la ganadería de toros bravos Cebada Gago en Medina Sidonia (Cádiz, sur de España).




Aquí recibe no solo a españoles, sino también a grupos de franceses, alemanes, estadounidenses o de otros países que quieren acercarse a un animal que, a pesar de su nombre, es tranquilo y pacífico, salvo que sienta una amenaza o se vea vulnerable.

Los toros llegan a estas fincas después del destete, a los seis o nueve meses, y aquí viven, divididos por edades, hasta los cuatro o cinco años, la edad a la que, los que valen, se marchan a la plaza de toros.



El toro bravo es un animal “vaguete”, pero en estas fincas se encargan de hacerles llevar “una especie de vida de atleta”, que incluye hacer ejercicio, correr unos tres kilómetros diarios, “para que cojan fondo y luego en la plaza no se ahoguen”.

Llevan una cuidada alimentación, en la que suelen comer unos siete u ocho kilos de piensos especialmente preparados para ellos, porque solo con los pastos no alcanzarían el peso que se les exige en las plazas, a las que llegan sin haber conocido hembra.

Una curiosidad: Los toros sólo ven en blanco y negro. Que el capote de los toreros sea rojo se debe más bien a cuestiones estéticas del espectáculo, porque si fueran de otro color la sangre destacaría más.

Los toros bravos o de lidia son unos animales sociales y muy territoriales, viven en grupo.

Los que no llegan a la lidia se quedan como sementales, que mueren de viejos a los 17 o 18 años; o se emplean en festejos populares o para entrenamientos de toreros.

Las visitas para conocer a los toros bravos son una de las muchas actividades turísticas que promueve la Cámara de Comercio de Cádiz con “Cádiz, industria viva”, un proyecto con el que ofrece nuevas ofertas con visitas que, además de dar a conocer nuevos espacios, pueden servir para generar una línea de negocio complementaria para las empresas.



Quisiera invitar a la reflexión sobre la protección del toro bravo y los beneficiosos efectos de su cría en las biodiversas fincas para el patrimonio natural. También se trata de una especie más a conservar.



Los últimos linces ibéricos conviven con toros bravos en las extensas y ricas fincas de Sierra Morena.

No sólo el felino en mayor peligro de extinción del planeta, junto al lince, viven ciervos, jabalíes, águilas imperiales o buitres negros. 




La cría del toro bravo tiene lugar al aire libre en las mejor consevadas fincas de España. Los ejemplares dedicados a la lidia son sólo los machos que viven mínimo 4 o 5 años sino se les dedica como sementales.
Y, cuidado, como cualquier especie, tiene derecho a ser conservada. Algo impensable si desaparece su cría para la lidia.



 
Su cría y mimo no tienen nada que ver con la desarrollada en la ganadería industrial. Cerdos encerrados en recintos pequeños para facilitar su rápido engorde, alimentados con piensos que les hacen crecer exponencialmente en unas condiciones de claro estrés. Sacrificados en mataderos industriales con descargas electricas y rápidamente troceados con sierras mecánicas. Su vida es extremadamente corta y estresada.

"Meat is murder" The Smiths

La industria de la carne quiere beneficios y para ello de engordar rápido a los animales y sacrificarlos en un proceso de automatismo breve.

La ganadería industrial genera residuos industriales muy perniciosos para el medio ambiente, como los purines que degradan acuíferos y aguas superficiales.

¿Qué entiende el sector animalista por respeto a los animales?

El movimiento animalista no pone su esfuerzo y su acento en la protección del patrimonio natural y su biodiversidad.

No les importa que las colonias de gatos vaguen por pueblos y ciudades alimentándose de pajaritos o su impacto en ambientes insulares.

 

viernes, 30 de octubre de 2015

La arqueobiología: disciplina que desvela jugosos datos. Caso del primer lince ibérico de la Península



En una cueva de Barcelona descansaban los restos más antiguos de un ejemplar de lince ibérico que habitó hace 1,6 millones de años. El hallazgo no solo permite arrojar luz sobre los orígenes de uno de los felinos más amenazados del mundo, sino que adelanta en medio millón de años la aparición de esta especie en la península ibérica.

Reconstrucción en 3D del lince ibérico que habitó la península ibérica hace 1,6 millones de años. / José Antonio Peñas (Sinc). 

Medía entre 10 y 20 centímetros más y superaba en unos 10 kilos al lince ibérico que habita Doñana y Sierra Morena en la actualidad. Su pelaje era más largo que lo habitual para soportar las temperaturas, que rozaban de manera constante la congelación. Un estudio retrata así uno de los primeros linces ibéricos que vivieron en nuestro país.

El descubrimiento adelanta en 500.000 años la aparición de este felino en la península ibérica

Entre los huesos de caballo, cabra, ciervo, mamut lanudo, zorro y lobo que atesoraba la cueva de Avenc Marcel, en el macizo de Garraf en Barcelona, se encontraba parte de un cráneo fosilizado de un ejemplar de lince ibérico (Lynx pardinus), el más antiguo encontrado hasta la fecha, y cuyo hallazgo fue obra del científico Manel Llenas en 2003.

Los restos fósiles de este felino atestiguan su presencia hace entre 1,6 y 1,7 millones de años en la Península. Hasta ahora, los científicos habían datado la aparición del lince ibérico en entre 1 y 1,1 millones de años, por lo que su descubrimiento adelanta en 500.000 años la aparición de este felino en la península ibérica.

“Hemos confirmado esta edad temprana con estudios previos moleculares que estimaban la aparición del lince ibérico en el Pleistoceno Inferior en la península ibérica”, asegura  Alberto Boscaini, investigador en el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont y autor principal del estudio que publica Quaternary Science Reviews.

Cronología de una separación

Pero es necesario retroceder en el tiempo para entender el origen de la especie más emblemática de la Península, que además es uno de los felinos más amenazados del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN.

El ancestro común a todas especies de lince, Lynx  issiodorensis, se originó en Norteamérica hace unos cuatro millones de años y se expandió hacia el continente asiático y europeo, donde persistió a lo largo del tiempo. Estas especies experimentaron pocos cambios, y el más evidente fue la disminución del tamaño.

'Lynx pardinus' pudo haberse originado por el aislamiento en la península ibérica durante uno o sucesivos eventos glaciales

La primera especie de lince en separarse fue Lynx rufus, hace unos 2,5 millones de años, que se dispersó por su área norteamericana. En Asia, surgió Lynx lynx, que más adelante se extendió por Europa, y hace unos 200.000 años por el norte de América dando lugar a Lynx canadensis, que desplazó a Lynx rufus hacia el sur.

La población europea de L. issiodorensis dio lugar hace 1,5 millones de años a Lynx pardinus, que ha sufrido pocos cambios genéticos desde entonces y que sigue habitando hoy la Península. Según los científicos, este pudo haberse originado por el aislamiento en la península ibérica durante uno o sucesivos eventos glaciales.
La nueva datación ofrecida por el estudio –1,6 millones de años– coincide con la época en la que todo el sur de Europa, y especialmente la península ibérica, se convirtieron en un refugio climático ante las glaciaciones del Cuaternario.

Estas se alternaron con dinámicas interglaciales que “modificaron enormemente las relaciones de la fauna y de los grandes mamíferos que la habitaban”, añade el experto.

Este refugio también fue el hogar de los conejos europeos (Oryctolagus cunilus), principal presa del lince ibérico en más del 75% de los casos. Los análisis morfológicos del cráneo hallado en Cataluña confirman el tipo de alimento que consumía el felino.

“Otras características craneanas, relacionadas con la dieta de este carnívoro, testimonian que el lince ibérico cazaba presas de tamaño pequeño, como lagomorfos y roedores, largamente distribuidos en aquel periodo”, señala el investigador.

Según el trabajo, la especiación del lince ibérico podría entonces vincularse a la dieta especialista que aún se observa en los ejemplares que viven en la actualidad, cuya principal presa sigue siendo el conejo.

Referencia bibliográfica:
Boscaini, Alberto; Madurell-Malapeira, Joan; Llenas, Manel; Martínez-Navarro, Bienvenido. “The origin of the critically endangered Iberian lynx: Speciation, diet and adaptive changes” Quaternary Science Reviews 123: 247-253 DOI: 10.1016/j.quascirev.2015.07.001 septiembre de 2015