Investigadores de la Universidad de Sevilla estudian
la contribución del toro de lidia al patrimonio genético español de bovino.
Independientemente de las connotaciones ético-culturales que lleva asociadas,
ocupa un lugar destacado en el ecosistema de la dehesa, contribuyendo junto con
el cerdo ibérico y otras razas autóctonas, decididamente a su mantenimiento.
La raza del toro de lidia, también denominado toro
bravo, ha conservado en gran medida el sistema productivo tradicional que tenía
en los últimos siglos. A lo largo de su historia se ha diferenciado del vacuno
de carne por su selección, en función de caracteres temperamentales de su
comportamiento, independientemente de su tipo zootécnico (morfológico). Así,
además de los caracteres morfológicos comunes en la raza de lidia, presentan
gran diversidad de caracteres étnicos (tamaño, encornadura, capa etc.) en
función del encaste del que deriven.
La raza de lidia está formada actualmente por cinco
castas fundacionales (Gallardo, Vazqueña, Cabrera y Vistahermosa) y cerca de 20
subpoblaciones o encastes dentro de éstas. Los toros pertenecientes a cada una
de estas castas fundacionales y a los encastes poseen, además de un
constitución genética única, un patrón morfológico y temperamental propio, que
hace inconfundibles a los toros de cada una de estas subpoblaciones.
Se han estudiado 38 haplotipos diferentes del
cromosoma Y de 1.300 animales.
Teniendo en cuenta estas peculiaridades, y tras
realizar una comparación genética con 47 razas bovinas europeas, africanas y
españolas, un estudio de la Universidad de Sevilla, junto con el Departamento
de Genética de la Universidad de Córdoba y el departamento de Investigación del
Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias,
pone de manifiesto que la información genética que aporta el toro de lidia, a
través del cromosoma Y, hace única a esta raza en el mundo.
En esta investigación, que se ha publicado la revista Animal
Genetics, se han estudiado 38 haplotipos (combinación de alelos en lugares
adyacentes en un cromosoma que se heredan juntos) diferentes del cromosoma Y de
1.300 animales, con el objetivo de ver la contribución genética de la raza de
lidia al patrimonio genético del bovino, así como establecer medidas para su
conservación y mejora genética.
“Según nuestros resultados se pueden encontrar grandes
diferencias genéticas entre las distintas castas y encastes del toro de Lldia,
incluso a veces más que las existentes entre distintas razas bovinas, por lo
que la población de lidia debería ser considerada como una Agrupación Racial,
más que como una única raza”, explica Rocío Pelayo, miembro del grupo de Investigación en Nuevas
Tecnologías de Mejora Animal y de Sus Sistemas Productivos de la
Universidad de Sevilla (Grupo MERAGEM) y autora de este estudio, quien concreta
que la casta Navarra, Gallardo (encaste Pablo Romero) y Cabrera (encaste
Miura), además del encaste Albaserrada (Casta Vistahermosa) no se asemejan a
ninguna raza estudiada hasta el momento, "por presentar haplotipos únicos
en el mundo”.
“Hay que hacer grandes esfuerzos para que se conserve
este patrimonio único en peligro de extinción y del que ya se han perdido
algunas castas”, explica Rocío Pelayo.
“Hay que hacer grandes esfuerzos para que se conserve
este patrimonio único que se encuentra en peligro de extinción y del que ya se
han perdido algunas castas en España”, defiende la investigadora Pelayo, y que
“en el toro de lidia, el encaste debería ser la unidad de trabajo a la hora de
la conservación genética y de preservar el acervo genético único evidenciado en
este trabajo”.
Este proyecto de investigación cuenta con la
colaboración de la Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas (AEGRB), y
de otras Asociaciones de ganaderos de razas autóctonas y locales bovinas.
Referencia bibliográfica:
Contribution
of Lidia cattle breed historical castes to the paternal genetic stock of Spain. Pelayo1,*,
M. Valera, A. Molina and L. J. Royo. Publicado en Animal Genetics Volume 46,
Issue 3, pages 312–315, junio de 2015