Algunas especies de plantas son capaces de colonizar
nuevos hábitats gracias a los pájaros que transportan sus semillas en el
plumaje o el tracto digestivo. Hasta hace poco se sabía que las aves podían
hacerlo a pequeñas distancias, pero un nuevo estudio demuestra que también son
capaces de dispersarlas a más de 300 kilómetros. Para los científicos, esta
función podría ser clave frente al cambio climático, ya que permitiría la
supervivencia de muchas especies.
Las aves pueden actuar como dispersoras de semillas y
otros propágulos –yemas, bulbos, tubérculos o esporas– a
distancias cortas que, en muchos casos, no superan el kilómetro y medio. Sin
embargo, no se había demostrado si eran capaces de hacerlo a distancias más
largas.
Las mejores dispersoras serían las aves frugívoras,
que se alimentan de frutos; las aves granívoras (semillas); y las aves
acuáticas según los expertos.
La codorniz común (Coturnix
coturnix), una de las especies estudiadas como dispersoras de semillas a larga distancia.
Un equipo liderado por científicos de la Estación
Biológica de Doñana – CSIC en Sevilla confirma esta hipótesis gracias a las
semillas halladas en el tracto digestivo de varias especies de aves cazadas por
halcones de Eleonor (Falco eleonorae) en Canarias y que se
encontraban en plena migración hacia África.
Los
halcones de Eleonor (Falco eleonorae) en Canarias que se
encontraban en plena migración hacia África son cazadores habituales de aves en cuyos buches y estómagos llevan las semillas que dispersan. Se aprecian las dos fases clara y oscura de los halcones.
Este mecanismo de dispersión a larga distancia no
había sido verificado hasta ahora principalmente por la dificultad que conlleva
muestrear propágulos transportados por aves en pleno vuelo migratorio. Se ha
logrado analizarlo gracias al comportamiento de caza de los halcones de
Eleonor”, explica Duarte Viana, investigador en la Estación Biológica de Doñana
y coautor del trabajo.
Otra especie estudiada es el colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus)
Los datos, publicados en Proceedings of the Royal
Society B, revelan por primera vez que hay especies que pueden ser
excelentes dispersoras de propágulos a distancias largas de más de 300 km.
Estas aves volaban sobre el mar en un área situada entre Canarias y África, y
los científicos encontraron en ellas semillas que pertenecían a una planta que
no era nativa de las islas Canarias, lo que demuestra que son capaces de
promover la colonización de áreas distantes y remotas.
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca)
Las mejores dispersoras serían las aves frugívoras,
que se alimentan de frutos; las aves granívoras, que se alimentan de semillas,
como la codorniz; y las aves acuáticas, muchas de las cuales se alimentan en el
sedimento de lagunas. Podemos estar hablando de miles de especies de aves en
todo el mundo, muchas de ellas migratorias, según los expertos.
Según los investigadores, ante un escenario de cambio
global, los dispersores a larga distancia permitirán que muchas especies de
plantas y organismos alcancen nuevos hábitats que les ofrezcan unas condiciones
óptimas para su supervivencia.
Nuevos territorios para las plantas
Las semillas transportadas por las aves migratorias
son defecadas y depositadas en el lugar al que llegan los pájaros. Si el nuevo
hábitat es favorable para la germinación y posterior establecimiento de una
población viable, la especie de planta dispersada puede colonizar exitosamente
esta área, crecer y reproducirse.
"Otras islas del archipiélago canario pueden
haber sido colonizadas gracias a semillas que vienen de fuera, de África o de
la península ibérica”, concluye Viana
El estudio se centró en tres islas al noreste del
archipiélago de las Canarias: Alegranza –de donde se obtuvo gran parte de las
muestras–, Montaña Clara y Roque del Este, lugares donde nidifica el halcón de
Eleonor y hacia donde los vientos alisios suelen arrastrar a las aves
migratorias que van de Europa hacia África. Aquí son cazadas por los halcones sobre
todo en otoño, cuando se produce un gran tránsito migratorio.
Tras examinar el contenido estomacal e intestinal
de las presas allí almacenadas en los nidos de halcón, los expertos demostraron
que la mayoría de las especies a las que pertenecen las semillas crecen a más de 100 o 200 km de las islas
estudiadas, e incluso una de ellas, Persicaria, no es de las islas
Canarias.
“En el caso particular de Alegranza, las
probabilidades de colonización son escasas, ya que este islote tiene un clima
extremadamente árido, poco apto para la vida de la mayoría de las especies de
plantas. Sin embargo, otras islas del archipiélago canario pueden haber sido
colonizadas gracias a semillas que vienen de fuera, de África continental o,
más probablemente, de la península ibérica”, concluye Viana.
Referencia bibliográfica:
Duarte S. Viana, Laura Gangoso, Willem Bouten y Jordi
Figuerola. “Overseas seed dispersal by
migratory birds”. Proceedings
of the Royal Society B 283(1822) DOI:
10.1098/rspb.2015.2406. 6 de enero de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario