La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Minería a gran escala: miseria y un enorme impacto ambiental. Cinismo del Primer Mundo.



Rara vez la minería es un tema de portadas, salvo cuando acontecen grandes desastres o accidentes. Pero la oposición popular a los impactos de la extracción minera se multiplica en muchos rincones de Latinoamérica y del mundo. Miles de comunidades están seriamente preocupadas por los impactos de la gran expansión extractiva sobre la vida e intentan detener proyectos mineros y captar al tiempo la atención del gran público para ganar apoyos.

¿Qué intereses detrás de las minas? ¿Para quién la minería?


Cada año se producen globalmente cerca de 23 billones de toneladas de minerales. Casi todos los países del mundo llevan a cabo uno u otro modo de explotación minera.





En muchos países del Sur global la minería representa una parte significativa del PIB y la entrada inversiones extranjeras y de divisas. Será por eso que se quiere hacer de la minería uno de los primeros motores de estimulación de la economía en muchos países, ya tradicionalmente como en Chile, Bolivia y Perú, en auge como en Colombia, Argentina o México o por la apuesta gubernamental como en Ecuador. Pero no sin costes para la población y el medio ambiente. 


Mientras las transnacionales mineras se lucran hasta el infinito, las comunidades que no están de acuerdo con la destrucción que provoca la minería se dan de bruces con la violencia de las fuerzas militares o paramilitares preparadas por empresas mineras.


Crisis y bonanzas en sucesivos altibajos acontecen en el sector de la minería desde el 2000, año en que aumentaron los precios de las materias primas. La crisis de deuda en los países periféricos de la zona euro y la incertidumbre sobre los límites de deuda en Estados Unidos influyen los precios. 


Influye la incertidumbre económica global de la grave crisis, y los inversores depositan su confianza en metales nobles como el oro, la plata o el platino. Se dice que los precios del oro y la plata permanecerán estables y no es siempre tan claro en el caso de otros metales como el cobre. 


Pero no cabe duda de que la tendencia general es al alza, y todos ellos son un excelente negocio para las transnacioanales del sector y que desencadenan a nivel internacional una auténtica carrera por las materias primas primarias.


Y además se considera que los minerales son esenciales para el desarrollo y las políticas neoliberales apuntan a la explotación de los recursos naturales como medida para impulsar el crecimiento económico. Organismos de crédito como el Banco Mundial apoyan la construcción de infraestructura física y la adopción de nuevas tecnologías y contribuyeron a preparar el terreno apoyando la reforma de las leyes mineras en más de 70 países que permitiría la actual hiperpenetración de las transnacionales mineras.

Europa y las materias primas


El 70% de la industria europea depende de sustancias minerales del subsuelo para la producción de todo tipo de bienes de consumo. Para el transporte, las telecomunicaciones, la electrónica o la construcción, se estima que por término medio cada europeo consume anualmente entre 5 y 10 toneladas de productos minerales. Y a lo largo de su vida unas 400 toneladas de productos de la minería.



No incluye los energéticos, que también en el caso de las renovables demandan gran cantidad de metales para su generación y transporte. 







Latinoamérica incrementó las exportaciones a Europa, y también a las economías fuertes del propio continente latinoamericano. Las inversiones mineras pasaron allí de un 12% del total mundial en los años 90 a un 33% en los 2000, llegando a los 48.140 millones de euros en 2009, según la oficina estadística de la Comisión Europea.

Estamos de acuerdo pues en que la demanda es alta y no dejará de aumentar en los próximos años debido a la crisis, al boom de las nuevas tecnologías, al crecimiento de la población mundial y muy especialmente en el crecimiento de los países emergentes. 


China es un actor clave al ser el primer productor mundial de materias primas ahora fundamentales como las tierras raras imprescindibles para la producción de muchos aparatos electrónicos, o los metales necesarios para la producción del acero y el aluminio. Todos temen al gigante asiático por su capacidad de acaparar el mercado estableciendo cuotas e impuestos a la exportación dificultando a otros países su participación y acceso a las materias primas.


La reacción de la Unión Europea a esta situación es la creación de políticas para asegurarse el abastecimiento de materias primas, y para enfrentar la dependencia de terceros países. 






Y para no quedarse atrás con respecto a Japón o Estados Unidos, que hace tiempo cuentan con ese tipo de políticas. Mediante su política exterior, cooperación al desarrollo o acuerdos comerciales con países mineros y con garantías estatales para las inversiones y los créditos, con especial incidencia sobre las materias primas de acceso más crítico. 


El impacto ambiental de la minería sobre el medio ambiente y la biodiversidad, especialmente en selvas del neotrópico o África es enorme. Por el contrario, los beneficios asociados a las comunidades indígenas o a las regiones exportadoras de materias primas es mínimo y no registran desarrollo asociado a la minería.


Las condiciones laborales son muy inseguras. Las minas son lugares peligrosos, la seguridad precaria y la mayoría de los trabajos son muy duros.


El establecimiento de una explotación en un punto de la selva atrae a la miseria de las ciudades que ven en ello una oportunidad. Finalmente, se transforman en ciudades construidas de un día para otro, llenas de trabajadores llamados colonos y un nutrido sector dedicado a la prostitución que abastece de servicios a los trabajadores de las minas. Cuando estas multinacionales mineras se van, la gente trabajadora queda en la misería y el agujero o destrozo medio ambiental es enorme - los ecosistemas quedan arrasados con una pérdida de plantas y animales y una contaminación de aguas con metales pesados con mercurio, empleado por ejemplo en el proceso de extracción de oro, o la contaminación por hidrocarburos de auíferos y cauces. A su vez, se establece en estas biodiversas zonas un auge de caza ilegal de fauna "bushmeat" para satifacer al mercad que se crea.


Se debe contar con los conflictos armados derivados de la minería como en el Congo en las ricas regiones de Kivu.

A gran escala


El tipo de extracción minera depende de factores económicos como el valor y demanda del mineral, el estado actual del mercado y la disponibilidad de capital. 


La gran escala en minería alude a minas de gran tamaño. 


La tecnología punta permite acceder a lugares remotos y así también cada vez más a áreas frágiles y de alto valor de conservación.


Actualmente hay gran competencia por la búsqueda de áreas con potencial minero. En el mejor de los casos resulta en el descubrimiento de un filón rentable para explotar.


La prospección es la fase anterior a la explotación. 


En la segunda fase se instala un campamento equipado, la adquisición de los derechos de explotación y el uso de maquinarias y operaciones más complejas como perforaciones, zanjas y explosiones. 


Si los resultados son alentadores, se hace una proyección económica.


El 38% de la prospección minera mundial total y el 27% de la prospección de oro tiene lugar en Sudamérica, que encabeza desde 1994 la lista de regiones con mayor gasto en exploración minera. Sólo en 2011 y 2012 se canalizarán unos 29 billones de US$ a Chile y Perú, los dos primeros países mineros de la región. Argentina tuvo también cifras récord de perforaciones exploratorias en 2011.


La minería subterránea opera en una complejidad de pozos, galerías y cámaras de explotación conectados con la superficie, por las que se mueven los trabajadores, las máquinas y se transporta el mineral hacia la superficie. La tasa de accidentes es elevada especialmente en la minería de carbón.


Cada vez más, la minería se desarrolla a cielo abierto, removiendo la capa superficial de la tierra.


Para accededer a los yacimientos de mineral es necesario destruir plantas, animales y a menudo poblados humanos enteros. 


Modernos equipos de excavación, cintas transportadoras, gran maquinaria, tuberías de distribución, toneladas de explosivos se usan para remover y triturar montañas enteras en poco tiempo. El resultado: enormes cráteres, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad. Para los deshechos generados se requieren además inmensas escombreras. Se está practicando o están concesionadas áreas de inmenso valor ecológico que deberían estar protegidas, como páramos de la cordillera de los Andes o el corazón de la selva Amazónica. Todo esto conlleva riesgos específicos que deben tenerse en cuenta. Pero no se hace. 

Conflictos mineros


La actividad minera tiene importantes repercusiones económicas, ambientales, laborales y socioculturales tanto a nivel local como a escala global. Uno de los problemas que enfrenta es la gran cantidad de energía que precisa. Los precios de la energía están al alza. 


Pero no sólo eso. Las condiciones laborales son malas. Las minas son lugares peligrosos, la seguridad precaria y la mayoría de los trabajos son muy duros. 


En las minas suceden el 8% de los accidentes laborales mortales -unos 15.000 al año- así como incapacidad prematura, lesiones -causadas por ejemplo por las vibraciones- y enfermedades como la pneumoconiosis o la pérdida de audición. Muy a menudo no hay ningún tipo de seguridad social ni indemnización. Así lo testimonian trabajadores de la bauxita, materia prima para el aluminio, en el estado brasilero de Pará.


En las minas de oro de Perú y Bolivia se utiliza mercurio en el procesamiento del mineral. La toxicidad del mercurio se asocia a problemas de salud que incluyen malformaciones congénitas y desórdenes neurológicos.



Muchos gobiernos no realizan ningún esfuerzo para minimizar los riesgos para la salud y la integridad de los trabajadores. 


Cualquiera que lea esto pensará automáticamente en el caso extremo de los 33 mineros milagrosamente rescatados de la mina chilena de San José, cerca de Copiapó. 


Hasta en un caso tan mediático, la minera decretó la bancarrota un mes antes de concretar el rescate de los 33, con lo que estos y sus 300 compañeros de la mina quedaron sin trabajo y sin compensación de ningún tipo.

Los incumplimientos de esta minera eran muchos, los controles pocos. 


Las empresas mineras quieren disminuir costes y aumentar la productividad y la rentabilidad. 


Y así, muchas veces quedan relegados los derechos, la salud y seguridad de los trabajadores. Economistas sostienen que Chile tiene un mercado laboral estructurado de tal forma que mientras las mineras reportan ganancias millonarias, los trabajadores del sector reciben sueldos ínfimos. La subcontratación es utilizada por las grandes mineras para ahorrar costos en el despido de trabajadores, estabilidad laboral y seguridad social.


Y debido a la reestructuración de la industria, la alta tecnificación y la privatización, la minería ofrece cada vez menos empleo: hoy día, aproximadamente el 1 % de la mano de obra mundial, unos treinta millones de personas, diez de estos en las minas de carbón. 


Los principios básicos de libertad de asociación y negociación colectiva son cada vez más frágiles. 


Y a menudo se reporta la utilización de mano de obra infantil, como en el caso de Cerro Rico, en Bolivia. En Bolivia en la boca de mina tienen los mineros una virgencita a la que regalan hojas de coca, rezan sus oraciones antes bajar porque no aben si van a volver a subir. Es más se ven obligados en un durísimo trabajo a cargar con el material de deshecho (rocas...) a la superfície. Las multinacionales de países con tradición minera como Canadá, EEUU e Reino Unido, en cualquier caso países del Primer Mund son los responsales de esas condiciones laborables tan inmensamente hostiles para la salud de los trabajadores.


Por ejemplo en Canadá, más de dos millones de toneladas diarias de desechos sólidos, y más de 650 millones de toneladas al año.


Los mineros trabajan sin luz natural, sin ventilación, con poca higiene, excavando la tierra para extraer el material y debiendo al mismo tiempo atender al cambio constante de condiciones para evitar accidentes.

Impactos ambientales y sociales enormes


Pero la preocupación no es sólo la precariedad laboral, sino también la considerable ruina ambiental. 


Muchos recursos minerales se encuentran en zonas de una elevada biodiversidad y habitadas por comunidades indígenas. 


El deterioro de las comunidades indígenas y de sus estructuras sostenibles con su entorno.



Desde las fases de perforación para localizar los filones, los impactos son considerables. Grandes movimientos de tierra  en grandes extensiones de suelo. Tierra y roca son removidas causando una grave modificación y desertificación de la superficie terrestre. No sólo la mera extracción, sino también el transporte, la producción, el uso de las materias primas y la eliminación de los residuos. 


Materiales de menor valor como arena, grava, arcilla, se extraen en mayores cantidades destruyendo montañas enteras, dejando menos residuos. 


Los minerales y metales preciosos se obtienen en cantidades mucho menores, pero conllevan la remoción de enormes cantidades de residuos y la utilización de metales pesados y tóxicos como el cianuro (lixiviación) y el arsénico. 


Estos contaminan irreversiblemente el agua potable. Seis gramos de oro y seis kilogramos de cobre por cada tonelada de roca se obtienen en el proyecto Bajo la Alumbrera en Argentina. 


Muchos mineros legales e ilegales utilizan como agente de fusión el mercurio altamente tóxico. En Brasil, se reportaron niveles de mercurio un 30% por encima de los estándares de la Organización Mundial de la Salud en trabajadores de las minas.


También a través del aire se depositan los agentes contaminantes en lugares remotos.


Y durante la explotación, el agua residual de la actividad minera, contaminada con metales pesados y agentes tóxicos, se depositará en pilas llamadas diques de cola. Si se rompen o fracturan, lo cual sucede a menudo por ejemplo por mala construcción, millones de litros de agua contaminada llegan a ríos, arroyos, y acuíferos. Recordemos un deastre señalado en un pais desarrollado el impacto de los derrames de Aznalcóllar sobre las marismas de Doñana, en España.


Las roturas de los diques de cola explican más de un tercio de los accidentes mineros ocurridos en las últimas dos décadas.

El agua resulta contaminada: agua vale más que oro


Comunidades locales demandan la protección del agua imprescindible para la vida y cada vez más escasa. Una mina llega a gastar en un día de extracción el agua que consume una ciudad de más de medio millón de habitantes. 


Para extraer una tonelada de cobre se necesitan unos 80.000 litros de agua, o 1.000 litros de agua por segundo para obtener un gramo de oro (y se remueve al menos una tonelada de roca).


En Latinoamérica, donde la legislación protectora es ineficaz, la minería industrial de lixiviado con cianuro provoca catástrofes ambientales. 


Los Estados otorgan las concesiones mineras pero carecen generalmente de medios para proteger a los afectados y al medio ambiente, para atender las tragedias en las minas, evitar el saqueo económico y la evasión de impuestos. 


La banca siempre gana, así igualmente las transnacionales son las grandes beneficiadas.


Así en el caso de la mina Yanacocha (Perú), la mina de oro más grande de Latinoamérica y la segunda más grande a nivel mundial, se sitúa a gran altura en la cordillera de los Andes, entre 3.400 y 4.120 metros sobre el nivel del mar. El yacimiento lo componen cinco minas a cielo abierto, cuatro plataformas de lixiviación y tres plantas de recuperación de oro. Se trata del yacimiento más importante de América Latina, pues en 2005 se produjeron 3.333.088 onzas del preciado metal. Sin embargo, durante los últimos años Yanacocha ha experimentado una caída en su producción debido al agotamiento de las reservas. Emplea a más de 10.000 trabajadores.


La mina fue descubierta en 1980 por un geólogo francés, Pierre Maruéjol, que trabajaba para la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras (B.R.G.M. en sus siglas en francés), un organismo estatal francés que obtuvo el permiso de explotar el yacimiento y se asoció a las empresas Newmont Mining Corporation y Compañía de Minas Buenaventura.


Años más tarde —en 1994— se retiró el organismo francés después de unos desacuerdos que originaron un conflicto judicial, en el que tuvo que implicarse el gobierno galo. Actualmente, la mina es explotada por la Minera Yanacocha, un consorcio integrado por la empresa norteamericana Newmont Mining Corporation (que detiene el 51,35 % de la mina), la empresa peruana Compañía de Minas Buenaventura (que posee un 43,65 %) y la Corporación Financiera Internacional, organismo dependiente del Banco Mundial.


Desde que comenzó allí la extracción de oro, los indígenas andinos se han opuesto por los múltiples impactos sobre el abastecimiento del agua, la salud y los desplazamientos de población. 


La pobreza se ha exacerbado. 


A pesar de ello, la empresa minera quiere ampliar la extracción en una nueva mina, llamada Conga. 
   

El Perú, de acuerdo al defensor del pueblo, tiene actualmente más de 60 disputas por el impacto de la minería en las reservas de agua. En 2012 se realizó la Gran Marcha Nacional por el Agua en ese país, impulsada precisamente por la oposición a Conga. 




La voluntad de la mayoría de la población debe ser respetada. Las comunidades indígenas locales tienen derecho a la información y a la decisión previa, libre e informada. A veces impera incluso un clima de terror, la protesta social es reprimida y criminalizada.


Como dato importante, en mayo de 2010, el Parlamento Europeo solicitó a la Comisión Europea la prohibición total del uso del cianuro en la minería del oro en todos los países de la Unión, mediante una resolución que obtuvo una aplastante mayoría.


Entre las motivaciones la gran toxicidad de la minería del oro, la elevada accidentalidad (se han conocido más treinta accidentes graves con cianuro en diversas partes del mundo), y la contaminación de las aguas con impacto transfronterizo. 


La Comisión Europea no aprobó la solicitud, al estar tan extendido el uso del cianuro que temían por el empleo en las minas. 


Existe una campaña Latinoamericana contra el uso del cianuro en minería.

Minería no es sostenible


Aunque la minería es una actividad en sí misma insostenible, empresas y gobiernos interesados en el acceso a las materias primas coinciden estratégicamente en presentar la minería como un motor para el desarrollo y el progreso y con un discurso salpicado de palabras como “sostenible” y “responsable”. 


Reducción del impacto ambiental y rehabilitación de espacios es lo que ofrecen las puras propagandas corporativas sobre la “minería sostenible”. 




Por la destrucción ambiental, social y cultural que implica y los conflictos que genera, minería y desarrollo sostenible no son términos compatibles. No hay tecnología punta en el mundo capaz de evitar la destrucción minera.

La del millón: la pregunta por la alternativa


La actitud más responsable es un uso racional de los recursos existentes, así como el reciclaje y la reutilización de materias primas. Una opción adicional lo constituye una apuesta por el decrecimiento o rechazo del crecimiento buscando modos lógicos y convencidos de vivir mejor con menos, y de modo más acorde y respetuoso con el entorno y con los demás.

El caso de la minería de oro


Los impactos de la minería de oro sobre las selva tropicales son devastadores. 



Según un reciente estudio, los impactos de la minería de oro son grandes sobre las selva tropicales. Las áreas más afectadas de Sudamérica se encuentran en Colombia, Guayanas, Venezuela, Surinam y Brasil.

La enorme proliferación de minas de oro destruye las selvas tropicales, contaminando las aguas con sustancias como el mercurio y el cianuro, amenazando de extinción a la biodiversidad y calentando el clima. Mercurio,  gran amenaza para la Amazonia.


De acuerdo al estudio publicado en Environnemental Research Letters, mas del 90% de la deforestación que tuvo lugar en Sudamérica se concentró en cuatro puntos calientes: la Guyana, el sudoeste de la amazonía, la región del Tapajós-Xingú en Brasil, y el valle de Magdalena y Urabá en Colombia.


La superficie deforestada a causa de la minería de oro en este período es de 1.680 km2 de bosques tropicales. Las autoras del estudio estiman además que una tercera parte 1/3 de la deforestación ha ocurrido a menos de 10 km de zonas protegidas con las consiguientes afectaciones.


Las científicas estudiaron la deforestación entre 2001 y 2013 pudiendo constatar que fue significativamente mayor en el período de 2007 a 2013, coincidiendo entonces con el incremento de la demanda global de oro provocada por la crisis económica. 


El precio del oro, metal considerado como un valor refugio seguro, registró fuerte alzas en los últimos años, llegando a alcanzar por momentos los 1.900 US dólares la onza (28,3 gramos).


La investigación revela la destrucción de áreas selváticas cada vez más remotas y también más ricas en biodiversidad, que quedan arrasadas por la maquinaria pesada y la actividad contaminante.


Hay que destacar que gran parte del oro se destina a la fabricación de joyas de oro, en inversiones como valor seguro frente a las crisis, y que los usos del oro son a muy a menudo superfluos y prescindibles.







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