Félix Rodríguez de la Fuente "el amigo de los animales"
logró cambiar la mentalidad de una sociedad, la española, en la que los lobos,
águilas u osos eran los enemigos; logró crear el primer espacio de custodia del
territorio en las Hoces del Río Riaza y primer espacio privado de conservación
de la biodiversidad en 1975, hace justo 40 años cuando hasta pocos años antes se
pagaba dinero premiando la persecución "de aquellos enemigos, las
alimañas" a través de la Junta de Extinción de Animales Dañinos y las
zonas húmedas estaban destinadas a desecarse para urbanizar y cultivar, unos
usos que se consideraban más útiles que conservarlas.
Espacios como las Tablas de Daimiel, la Albufera de
Valencia, Gallocanta, Monte del Pardo, Doñana o la isla de Cabrera le deben mucho para que hoy podamos visitarlas y
disfrutar de la riqueza de su biodiversidad. Igualmente, sus obras de
comunicación en TVE "Vida salvaje", "El Hombre y la
Tierra", la enciclopedia "Fauna", "Cuadernos de Campo"
y el cambio de la legislación de una España desarrollista que barría toda
conservación de la naturaleza.
Un pionero y un grandísimo comunicador. ¿Un
revolucionario luchando contra corriente?
Odile Rodríguez de la Fuente, continúa su obra desde la Fundación Rodríguez de la Fuente
Hoy, 14 de marzo de 2015 se cumplen 35 años desde que
Félix Rodríguez de la Fuente muriera en Alaska (EE.UU) víctima de un accidente
de avioneta. El diario ABC le dedicó su segunda portada (la primera en 1964,
ver abajo en este blog) fue la que le hizo entrar en TVE). En ella se reproduce
una foto de Félix en el trineo de un cazador–recolector, con quien cumplió en
1979 su sueño infantil de escaparse del internado e irse a vivir al Gran Norte
con el autor de libros de aventuras que leía con 12 años. Debajo, su amigo y
gran ilustrador Mingote publicó su viñeta diaria, dedicándosela a Félix, y en
ella, de forma premonitoria, dibujó a la loba Sibila que miraba llorando a las
estrellas del cielo en busca de su gran lobo, sabiendo que su especie había
perdido con él a su gran valedor.
En diciembre de 1973 comienza su colaboración en la radio con el programa La aventura de la Vida, que se emitiría semanalmente, todos los jueves, durante los siguientes siete años, alcanzando más de 350 emisiones. Para la radio también colaboraría con Planeta agua y Objetivo: salvar la naturaleza. Paralelamente, en estos años se entrega a diversas causas conservacionistas de relevancia, como el salvamento de distintas especies animales en peligro de extinción, muy especialmente el lobo, que probablemente le debe su supervivencia en la península ibérica, al contrario de la mayoría de países de Europa Occidental, donde sí se ha extinguido, y para el que consiguió el respeto y el aprecio por parte de la sociedad, de manera similar a como lo había conseguido años antes con las aves rapaces, aunque a costa del enfrentamiento con pastores y cazadores. Otros animales que se esforzó en proteger fueron el oso ibérico, el lince, el águila real o el águila imperial.
Rodríguez de la Fuente ejerció además como expedicionario, guía de safaris fotográficos en África, conferenciante y escritor. Contribuyó en gran medida a la concienciación ecológica de España en una época en la que el país todavía no contaba con un movimiento de defensa de la naturaleza. Su repercusión no fue sólo a nivel nacional sino también internacional y se calcula que sus series de televisión, emitidas en numerosos países y plenamente vigentes hoy en día, han sido vistas por varios cientos de millones de personas.
En diciembre de 1973 comienza su colaboración en la radio con el programa La aventura de la Vida, que se emitiría semanalmente, todos los jueves, durante los siguientes siete años, alcanzando más de 350 emisiones. Para la radio también colaboraría con Planeta agua y Objetivo: salvar la naturaleza. Paralelamente, en estos años se entrega a diversas causas conservacionistas de relevancia, como el salvamento de distintas especies animales en peligro de extinción, muy especialmente el lobo, que probablemente le debe su supervivencia en la península ibérica, al contrario de la mayoría de países de Europa Occidental, donde sí se ha extinguido, y para el que consiguió el respeto y el aprecio por parte de la sociedad, de manera similar a como lo había conseguido años antes con las aves rapaces, aunque a costa del enfrentamiento con pastores y cazadores. Otros animales que se esforzó en proteger fueron el oso ibérico, el lince, el águila real o el águila imperial.
Rodríguez de la Fuente ejerció además como expedicionario, guía de safaris fotográficos en África, conferenciante y escritor. Contribuyó en gran medida a la concienciación ecológica de España en una época en la que el país todavía no contaba con un movimiento de defensa de la naturaleza. Su repercusión no fue sólo a nivel nacional sino también internacional y se calcula que sus series de televisión, emitidas en numerosos países y plenamente vigentes hoy en día, han sido vistas por varios cientos de millones de personas.
El 13 de febrero de 1965, hace hoy 50 años, Félix
Rodríguez de la Fuente envió el siguiente artículo al director de la revista
‘TeleRadio’. Le traslada lo que quiere hacer en el programa ‘Fin de Semana’ de
caza y pesca.
Un impresionante texto para estar escrito en febrero
de 1965, cuando la conservación y el respeto a los animales salvajes era algo
desconocido. Félix tenía 36 años. Llevaba cuatro luchando a brazo partido con
los ingenieros de Montes, que iban dándole largas a sus promesas de contar con
él. No acababa de encontrar apoyo para llevar a cabo su labor. El sortilegio se
produjo cuando a través de la televisión logró conectar con el pueblo español.
Es esta toda una declaración de intenciones que habla
de su talante comprometido con la naturaleza ya en fecha tan temprana y de lo
rápido que captó su misión:
“De acuerdo con la conversación telefónica que
celebramos, tengo el gusto de remitirle mis proyectos de defensa de la fauna
ibérica en el espacio de televisión ‘Fin de Semana’. Como podrá observar, me
interesa más el punto de vista del biólogo práctico, que el del puro cazador.
Hablaré más del animal perseguido y necesitado de defensa, como el lince, el
lobo, el águila… que de las archiconocidas piezas de caza clásica. Abogaré
fundamentalmente por la integridad y armonía de la fauna”.
Bajo el titulo de “Defendamos la integridad de la
fauna ibérica”, el texto decía:
“Cuando hace unos días tuve el honor de hablar ante
las cámaras de Televisión Española en el espacio ‘Fin de Semana’ y se me
comunicó que podría colaborar periódicamente en el citado espacio, no dudé un
momento acerca del lema que debía guiar mi colaboración: defensa de los
animales, a ultranza.
(…) me propuse abogar por todos esos seres montaraces,
valientes y hermosos a los que, con más o menos justificación, se ha colgado el
sambenito de dañinos. (…)
La mejor biografía del "amigo de los animales"
La mejor biografía del "amigo de los animales"
No destruyamos a las grandes águilas, adorno incomparable de las risqueras ibéricas; no declaremos la guerra al halcón o al azor, orgullosos guerreros alados; no exterminemos a cuantos seres cometen el pecado de robarnos ocasionalmente ‘la carne’. Sobre todo, porque muchos de los animales considerados antaño dañinos, han recibido hoy el título de beneficiosos. Y la mayor parte de los que están todavía ‘Fuera de la Ley’ acabarán siendo protegidos por ésta.
Muchos milenios antes de que el hombre se irrogara el
papel de árbitro, nuestras sierras estaban pobladas de cabras monteses, aunque
también existiera el lobo. Los venados y los corzos proliferaban, a pesar del
lince o del zorro. Las aguas rebosaban de truchas y salmones, sin estar
privadas de la nutria o del águila pescadora.
Y me alegra profundamente proseguir la charla –decía
el sábado 16 de enero ante las cámaras– porque (…) quisiera yo arrogarme el
cargo de defensor de esas otras gentes montaraces…
Defensor, amigo y paladín. Nada más y nada menos que
del lince, la nutria, el águila, el halcón (…)
¿Pero… puedo yo aceptar tan honorable, tan importante
y romántica misión? ¿Seré capaz de defender a los seres más perseguidos y
calumniados de nuestra fauna?
Mi amor a los animales me da la necesaria audacia; veinticinco años de entrega a su estudio y observación en el campo me hacen entrever el camino del éxito. Porque, si acierto a presentar a nuestros hermanos irracionales tal como son, si puedo hablar de su lucha –a menudo dramática– por el sustento, de sus paradas amorosas, de su instinto maternal y tribal, si llego a introducir en el hogar español a través de la pequeña pantalla la imagen viva y verdadera de esos seres nuestros, que han compartido nuestra tierra y nuestro cielo a través de milenios, aprenderemos a respetar y amar el mundo animal. (…)
De nada servirían las medidas legales proteccionistas.
Vano resulta el convencimiento de los científicos de la necesidad de respetar
el equilibrio biológico, si estos conocimientos y disposiciones,
convenientemente divulgados, no llegan al ámbito rural. Y no existe tribuna de
tan amplio alcance como la televisión para exponer estos hechos comprobados. Si
cada semana se va presentando un animal salvaje, explicando su misión en el
medioambiente, humanizando sus ansias, sus luchas y sus alegrías, si llegamos a
despertar en las nuevas generaciones del campo –pendientes ya de la pantalla de
su receptor– una curiosidad hacia la vida salvaje y un auténtico conocimiento
que, sin duda, se trocará en respeto, habremos conseguido salvar nuestro tesoro
zoológico.
No olvidemos que el más profundo amor y compenetración
con el animal salvaje experimentado por la humanidad, dio lugar –en el seno de
una cultura multimilenaria de cazadores– a esa capilla Sixtina del arte
rupestre que es la cueva de Altamira. El poderoso cazador del paleolítico pintó
con amor, con increíble conocimiento, al animal que constituía su pieza de caza
a la vez que su tótem. (…)
Creo sinceramente que todo hombre que se echa al
campo, arma al brazo, dispuesto a disparar sobre todo lo que se mueve, llegaría
a respetar al animal si pudiera conocerle en su dimensión biológica. En los
países nórdicos, en Alemania, en Estados Unidos, se cazó sin discriminación, se
mutiló la fauna. Hoy, los amantes de la misma son tan numerosos y eficaces que
no se precisarían leyes protectoras. Todavía estamos a tiempo”.
La invitación a participar en TVE se la hicieron a
raíz de salir en la portada del diario ABC al vencer en un campeonato de
cetrería celebrado en octubre de 1964. Aquella portada cambió su vida al ser la
que le facilitó dedicarse a la divulgación de la naturaleza en TVE.
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