Los buitres,
aves carroñeras que se alimentan de animales muertos, pueden intoxicarse con la
medicación que toma el ganado. En 2013, el Gobierno español autorizó el uso del
diclofenaco, un antiinflamatorio para las reses que en la década de los 90
provocó la práctica extinción de algunas especies de buitres asiáticos. Un
equipo de científicos propone esta semana un enfoque alternativo global para
evitar el declive de los buitres de España.
Buitre
intoxicado en Córdoba por flunixin en la mesa de autopsias. / Mark Taggart
India,
Pakistán, Nepal y más tarde Bangladesh prohibieron en 2006 el uso del diclofenaco,
un medicamento que provocó de forma indirecta la casi desaparición de tres especies endémicas de buitres en
estos países en los años 90. Estas aves carroñeras comían la carne del ganado
muerto tratado con el antiinflamatorio.
“Si las aves
ingieren el cadáver de una res tratada con el medicamento, pocas horas después
les produce un fallo renal que les provoca la muerte”, señala Antoni
Margalida, uno de los firmantes del artículo publicado en Science e
investigador en la Universidad de Lleida y de la de Berna (Suiza).
A pesar de
que en 2004 un artículo de Nature
demostrara que el uso de este medicamento es letal para las tres especies de
buitres (Gyps bengalensis, Gyps indicus y Gyps tenuirostris)
en India, el Gobierno español autorizó en 2013 su uso para tratar a las
especies de bovino, porcino y equino.
España
alberga cerca del 95% de los buitres de la Unión Europea
Buitres
españoles en peligro
La decisión
fue muy criticada porque España alberga cerca del 95% de los buitres de la
Unión Europea, así como la población completa de águilas imperiales (Aquila
adalberti) y la de milano real (Milvus milvus). Además, los
carroñeros proporcionan un servicio crucial al ecosistema al reciclar los
nutrientes y controlar las enfermedades y las plagas.
“A uno le
cuesta entender cómo se autorizó en nuestro país el uso del diclofenaco,
independientemente de que pasara todos los controles y protocolos de la Agencia
Española del Medicamento y Productos Sanitarios”, advierte Margalida.
Sin embargo,
aunque el analgésico afecte a buitres, águilas, milanos, y córvidos, entre
otros –que de forma regular u ocasional se alimentan de carroña–, “todavía no
se sabe en qué medida les afecta porque no se ha cuantificado su impacto”,
indica el investigador.
Para el
científico, el escenario español es distinto al asiático y los efectos no serán
“tan catastróficos”. Pero el riesgo existe. “Recientemente se documentó la
muerte de un buitre leonado (Gyps fulvus) en Andalucía por un
antiinflamatorio similar al diclofenaco –flunixin– que tiene los mismos
efectos, por lo que la localización de ejemplares intoxicados con diclofenaco
es una cuestión de tiempo”.
La solución
es sencilla: existen alternativas no nocivas para las aves como el uso de
meloxicam
No obstante,
la solución es sencilla: existen alternativas no nocivas para las aves, como el
uso de meloxicam. Algunos artículos científicos han probado los efectos de este
medicamento en buitres y estos lo han tolerado totalmente. “Los científicos
propusieron su sustitución en Asia y así pudieron proporcionar una alternativa
segura para la fauna ante la prohibición del diclofenaco”, informa Margalida.
Los
firmantes del artículo publicado hoy en Science, que se une a otros como
el de Conservation Biology publicado a principios
de año, proponen la prohibición de los medicamentos que contienen diclofenaco y
la aplicación de alternativas como el meloxican.
Pero también
plantean “una aproximación global al problema que promueva la
responsabilidad medioambiental, involucre a todos los sectores sociales y tenga
en cuenta los efectos medioambientales de la producción, uso y eliminación de
los medicamentos de uso veterinario”, sostiene el investigador. El
enfoque vincula así la salud de las personas, los animales y el medio ambiente.
Aumento
masivo de fármacos veterinarios
En 2004 unas
6.051 toneladas de sustancias activas se emplearon en la producción de fármacos
veterinarios para tratar al ganado de la Unión Europea. Cerca de 5.393
toneladas se destinaron a antibióticos y 194 toneladas a antiparasitarios.
La
proyección es que esta producción aumente contaminando cada vez más el medio
ambiente a través de la propia fabricación de los fármacos, el tratamiento de
los animales y la eliminación de sus cadáveres.
En España,
la industria ganadera cuenta con unos 25 millones de cerdos y 5,7 millones de
reses, y el diclofenaco es el fármaco veterinario autorizado y empleado en el
caso de que cualquiera de estos animales enferme.
Si se tiene
en cuenta que los buitres españoles eliminan más de 8.000 toneladas de
cadáveres de ganado al año, evitando la liberación de gases de efecto
invernadero y permitiendo el ahorro de 1,5 millones de euros, la propuesta de
los investigadores cobra aún más sentido.
Referencia
bibliográfica:
Margalida et
al. "One Health approach to use of veterinary pharmaceuticals" Science
4 de diciembre de 2014
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