Se reunirán 3.000 personas en el
Festival, que ofrece un programa lleno de actividades abiertas a todo el
público, entre las que se incluyen rutas senderistas, rutas de cicloturismo, un
vuelo cautivo en globo para observar a las grullas, 20 talleres infantiles,
cuentacuentos, paseos teatralizados o un “desayuno con grullas”.
El Festival de las Grullas en
Extremadura organizado por la Dirección General de Turismo del Gobierno extremeño, nace con el fin de promocionar y divulgar una vez más la
excepcionalidad de los recursos naturales de Extremadura y su condición de caso
insólito en el contexto europeo a la vez que educar, conservar y sensibilizar
hacia esta especie. Cultura, tradición, naturaleza, medio ambiente y turismo
van de la mano en el elenco de actividades programadas para todas las edades y
tipo de público durante el Festival. La organización y desarrollo de este
evento ha supuesto la colaboración de entidades públicas y privadas
relacionadas con la conservación y protección de la especie así como con la
ordenación y promoción del turismo en la región.
El turismo de naturaleza en Extremadura tiene el reto de convertirse en uno de los ejes principales de desarrollo turístico de nuestra Comunidad Autónoma. El valioso legado natural de la región cumple todos los requisitos para convertirse en un foco de atracción de visitantes, en sintonía tanto con las demandas turísticas más actuales como con unos principios basados en la sostenibilidad.
Festivaldelasgrullas.com es un portal de ornitología y turismo. En
las diferentes secciones de la web se puede encontrar toda la información
disponible sobre las grullas en Extremadura, los diferentes núcleos de
invernada y las mejores rutas para observarlas. Además se ofrece información
turística relativa a empresas de guías especializadas en este tipo de servicios
así como de alojamientos y restauración. Todos los componentes necesarios para
la planificación de un viaje por los mejores espacios naturales extremeños en
busca de una especie que, cada año, regresa a Extremadura para pasar los
inviernos.
Extremadura es la principal área de invernada para las grullas comunes europeas que realizan la migración siguiendo la ruta occidental. Unos 80.000 individuos eligen nuestra región para pasar el invierno, un 30-40% de la población europea occidental y más de la mitad de la población española, cifrada en algo más de 150.000 grullas.
La posibilidad de encontrar abundante alimento, unida a la existencia de numerosas zonas húmedas que sirven de refugio y a las temperaturas moderadas del invierno extremeño proporcionan a estas aves un hábitat óptimo para pasar los meses invernales.
Extremadura es la principal área de invernada para las grullas comunes europeas que realizan la migración siguiendo la ruta occidental. Unos 80.000 individuos eligen nuestra región para pasar el invierno, un 30-40% de la población europea occidental y más de la mitad de la población española, cifrada en algo más de 150.000 grullas.
La posibilidad de encontrar abundante alimento, unida a la existencia de numerosas zonas húmedas que sirven de refugio y a las temperaturas moderadas del invierno extremeño proporcionan a estas aves un hábitat óptimo para pasar los meses invernales.
Considerando conjuntamente
las áreas de campeo, de alimentación y los dormideros, se estima que la
superficie ocupada por esta especie estaría en torno a 1.835.000 ha, lo
que representa el 44% de la superficie de la región. Se trata, por
tanto, de una especie que puede observarse con facilidad en gran parte del
territorio extremeño.
Las grullas son aves de
tamaño grande y silueta estilizada, con cuello y patas muy largas y plumaje
grisáceo. Pico pardo verdoso, más corto que el de garzas y cigüeñas. Patas
oscuras. Ojo rojo. Longitud 114-130 cm y envergadura 200-230 cm. Peso entre 4 y
7 kg. Los machos son más corpulentos y de mayor talla que las hembras, aunque
es difícil distinguirlos en campo (resulta más fácil cuando se observa un grupo
familiar asilado).
El joven presenta un
plumaje predominantemente pardusco, con la cabeza y cuello con tonos pardo
rojizos. Carece del característico diseño rojo, negro y blanco en la cabeza. La
falsa cola es menos aparente.
Grito muy característico
(“kruu-kruu”) que puede escucharse a gran distancia y que emiten tanto en vuelo
como posadas. La voz de los jóvenes es un silbido agudo y lastimero.
En migración es
frecuente ver en grupos volando en forma de “V”.
Su dieta depende de los
recursos disponibles en los hábitats donde se alimenta. Así, en las dehesas
consumen principalmente bellotas de encina, en los cultivos de cereal de secano
las semillas de trigo, cebada y avena, mientras que en los rastrojos de regadío
buscan las semillas de arroz y maíz. En ocasiones también se alimentan en
cultivos de leguminosas (habines) y de colza. Pueden consumir bulbos de
especies silvestres (Arisarum, Arum, Biarum, Gynandriris, Hyacintoides,
Romulea, Narcissus), tubérculos, tallos y brotes de herbáceas y de cereal,
pequeños invertebrados, etc.
Merece destacar la
especialización de las grullas en el consumo de la bellota, siendo de las pocas
especies de aves que logran eliminar por completo su cáscara antes de
ingerirla. En ocasiones aprovechan depresiones de terreno para colocar las
bellotas y lograr picotear su cáscara con más facilidad. Los restos de las
cáscaras pueden encontrarse bajo las encinas, apreciándose perfectamente las
marcas y agujeros producidos por el pico. Del mismo modo, muestran una notable
habilidad para desenterrar bulbos, apreciándose perfectamente las zonas donde
han estado alimentándose, ya que el terreno aparece completamente removido por
la actividad de su pico.
Las poblaciones de
grulla común (Grus grus) utilizan dos rutas migratorias muy definidas a
través de Europa. Por un lado, la “ruta occidental” sería la utilizada por las
aves que nidifican en Europa continental, países ribereños del mar Báltico y escandinavos,
que se desplazarían hacia el suroeste para establecer sus cuarteles de
invernada en España, Portugal, Marruecos y Francia. Por otro, la “ruta
oriental” implicaría a aves que nidifican más al norte y al este que las
anteriores (gran parte de las poblaciones de Finlandia y del oeste de
Rusia y ex-repúblicas), que se dirigirían al sur cruzando Estonia, Lituania,
Polonia Hungría e Italia, para pasar el invierno en Túnez, Libia y Argelia.
Otra variante de la ruta oriental se desplaza un poco más al este, bordeando el
Mar Negro y el Mar de Mármara a través del Estrecho del Bósforo
(Turquía), y alcanzando regiones situadas mucho más al sur, en Egipto,
Etiopía y Sudán. Se han constatado casos de ejemplares que han utilizado
indistintamente las dos rutas.
Ambas rutas han
experimentado importantes cambios en los últimos años, ampliando sus zonas de
invernada hacia el norte. En el caso de la occidental, ha aumentado
notablemente la presencia de estas aves en países como Francia (por ejemplo en Lac
du Der-Chantecoq, a menos de 200 km de Luxemburgo y Bélgica,
prácticamente en el centro de Europa). Y con la oriental ocurre algo similar, constatándose
una creciente importancia de la invernada en Hungría, Croacia, Serbia
o Bosnia-Herzegovina, en detrimento de los cuarteles tradicionales
próximos al Mar Rojo. Se asume que estos cambios están asociados al aumento de
la disponibilidad de alimento (nuevos zonas de regadío, cambios en los
cultivos), existencia de adecuadas zonas de dormidero (nuevos embalses, regadíos)
y la disminución de las molestias (actividades cinegéticas) Por otra parte, las
condiciones climáticas imperantes están propiciando inviernos menos adversos.
Las poblaciones de
grulla común han experimentado un notable y progresivo aumento en sus áreas de
reproducción durante las últimas décadas, hecho que se ha visto reflejado
proporcionalmente en las áreas de invernada. En la década de los 80, la
población invernante en la península ibérica no superaba las 55.000 aves,
mientras que los censos más recientes (SEO/BirdLife, 2007) estiman sus
efectivos en más de 150.000 aves.
La llegada de
las grullas ocurre principalmente durante la segunda quincena de octubre,
incrementándose progresivamente hasta alcanzar las máximas poblaciones entre
diciembre y enero. Las llegadas más tempranas se producen en las primeras
semanas de octubre (excepcionalmente en septiembre) y se pueden ver las últimas
aves hasta principios de abril. Excepcionalmente hay ejemplares que no migran y
que pueden permanecer aquí durante el verano, pero suele tratarse de aves
débiles, enfermas o con alguna lesión.
Tradicionalmente
se asocia esta especie a las dehesas de encinas, ya que la bellota es uno de
sus principales alimentos durante el invierno. De hecho, casi todos los núcleos
de invernada existentes en Extremadura integran en mayor o menor proporción
zonas de dehesas, pero también pueden establecerse en áreas con cultivos de
cereal (cebada, trigo, avena) o pastizales con árboles muy dispersos. Los
cultivos de arroz y de maíz son intensamente utilizados por las grullas en
invierno, puesto que en las fechas en las que llegan a Extremadura ya han sido
cosechados y aprovechan la disponibilidad de alimento que ofrecen los
rastrojos, donde encuentran con facilidad restos de semillas.
Las grullas mantienen
rutinas muy marcadas, desplazándose a los comederos durante el día y volando al
final de la jornada a los dormideros comunales, donde pueden llegar a
concentrarse miles de aves. En ocasiones establecen predormideros en las
inmediaciones de un dormidero principal, donde se agrupan antes de volar
definitivamente a este último. Son especies eminentemente gregarias, pudiendo
formar grandes bandos de varios cientos de ejemplares. No obstante, es
frecuente también ver grupos familiares aislados, en los que los adultos
acompañan a los jóvenes durante toda la invernada y pueden mantenerse al margen
de los grandes bandos de alimentación.
Durante los vuelos
migratorios los grupos se desplazan a gran altura adoptando una peculiar
disposición en forma de “V”, a la vez que emiten su distintivo y sonoro canto.
Al final de la invernada es relativamente frecuente observar bandos de grullas
que comienzan su retorno hacia el norte. Entonces pueden verse grandes grupos
de aves volando en círculos en busca de corrientes térmicas, hasta que alcanzan
la altura suficiente para llegar planeando hasta su siguiente destino.
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