Cuántos osos hay y dónde viven
No es fácil
contar los osos de un territorio. Es una especie forestal, difícil de ver y en
general es imposible distinguir unos individuos de otros. Para evaluar su población, lo más recomendable es contar
el número de osas con crías, ya que permanecen aquerenciadas en territorios más
delimitados y realizan desplazamientos de menor alcance, lo que facilita su
diferenciación.
Si cada año contamos el número de hembras que se han reproducido podremos seguir el devenir de la población y analizar su tendencia.
CORDILLERA
CANTÁBRICA
La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos
subpoblaciones separadas geográficamente, con características genéticas
diferenciadas y con un incipiente y reducido intercambio demográfico y genético
entre ambas.
La subpoblación occidental se extiende por unos 2.800 km2, desde los
Ancares lucenses y leoneses hasta llegar casi a la zona central de la
cordillera entre León y Asturias. Se estructura espacialmente en tres núcleos
reproductores distintos: el más numeroso en los concejos asturianos de Cangas
del Narcea, Degaña y zonas limítrofes de Ibias y en los municipios leoneses de
Villablino, Palacios del Sil y Páramo del Sil; un segundo, que ocupa
básicamente los concejos asturianos de Somiedo y Belmonte; y un tercer núcleo,
también asturiano, asentado en Proaza y zonas limítrofes. En el año 2014 se
estima que esta subpoblación está constituida por unos 200 osos.
La subpoblación oriental ocupa unos 2.100 km2 por la Montaña palentina, entre
las cabeceras de los ríos Carrión y Pisuerga, y la Montaña oriental leonesa,
con presencia consolidada en los montes cántabros de Campoo de Suso y Liébana y
presencia más ocasional en terrenos del oriente de Asturias. Esta subpoblación
presenta un núcleo reproductor consolidado en la Montaña palentina y zonas
limítrofes de Cantabria y otro núcleo en Riaño-Valdeón, que tras desaparecer a
mediados de los años noventa ha vuelto a recuperarse, con reproducción
intermitente, en la primera década de este siglo. En el año 2014 se estima que
está constituida por unos 30 osos.
El seguimiento de la evolución de esta población se realiza mediante el
control y vigilancia de las osas con crías que se localizan cada año, de forma
estandarizada y coordinada desde el año 1989. Los datos de censo son recogidos
por los equipos de la FOP y de las comunidades autónomas, con el apoyo local de
otros colaboradores y entidades, mediante cientos de Itinerarios de búsqueda de
indicios, esperas de observación y seguimiento de grupos familiares y trabajos
de comprobación de observaciones ocasionales, permitiendo registrar e
individualizar el número mínimo seguro de osas diferentes que han tenido crías
en cada año. Estos datos de los censos de osas han permitido constatar la
recuperación de la especie después de décadas de declive continuado. Los datos
de 2012 suponen un nuevo record, con 33 osas acompañadas de 62 oseznos, de las
cuales 29 y 56 crías corresponden a la zona occidental y cuatro con seis
oseznos a la oriental.
Esta recuperación es más marcada en la subpoblación
occidental, donde se estima una tasa de crecimiento anual del 10,6%,
confirmando el buen momento reproductivo y la tendencia demográfica positiva
desde mediados de los años noventa. En la subpoblación oriental los osos
también han experimentado un proceso de recuperación después del dramático
declive de los noventa, estimándose una tasa de crecimiento anual del 6,3%, y
contabilizando por fin cuatro osas con crías del año tanto en 2011 como en
2012. En cuanto al año 2013, se continúa en la senda de la recuperación, con 30
osas con crías (26 en la occidental y 4 -por tercer año consecutivo- en la
oriental), y con 57 oseznos nacidos (siete de ellos, nuevo record, en la
subpoblación oriental).
PIRINEOS
El declive del oso pardo en los Pirineos ha sido inexorable y continuado
ante la perseverante persecución humana.
Uno de los últimos ejemplares de la subespecie pirenaica, ya extinguida. Fotografiada en el valle oscense de Ansó.
Con la muerte en noviembre de 2004 de Cannelle en Francia, la última osa autóctona de los Pirineos, la población osera pirenaica original, que contaba con 200 osos a comienzos del siglo XX, podía darse virtualmente por extinta, dado que el resto de los contados ejemplares supervivientes eran todos machos.
Uno de los últimos ejemplares de la subespecie pirenaica, ya extinguida. Fotografiada en el valle oscense de Ansó.
Con la muerte en noviembre de 2004 de Cannelle en Francia, la última osa autóctona de los Pirineos, la población osera pirenaica original, que contaba con 200 osos a comienzos del siglo XX, podía darse virtualmente por extinta, dado que el resto de los contados ejemplares supervivientes eran todos machos.
En la actualidad, la población
está formada por ejemplares de origen esloveno procedentes de una
reintroducción inicial de dos hembras y un macho realizada en 1996-1997, y de
otra más reciente efectuada en 2006 con cuatro hembras y un macho, para
reforzar la población tras la muerte de la última osa autóctona. La buena
adaptación de los animales reintroducidos y su reproducción ha ido
incrementando el número de osos que habitan en los Pirineos, y actualmente se
estima que en las dos vertientes pirenaicas viven en torno a 25 ejemplares.
En Francia, los osos viven entre los valles occidentales de Aspe y Ossau
hasta el macizo del Carlit, en el departamento de los Pirineos orientales.
Algunos ejemplares visitan las laderas pendientes y boscosas del nordeste de
Andorra. En la vertiente meridional, los osos ocupan desde el valle del Roncal,
en Navarra, hasta la Cerdanya, en Lleida-Girona.
A lo largo de los Pirineos los
osos se mueven por una vasta área de cerca de 8.000 km2, aunque las zonas más
querenciosas son menos extensas y están más localizadas; en nuestro país, los
valles de Roncal, y los de Ansó y Hecho (Huesca), son visitados por algunos
ejemplares macho, pero las zonas que cuentan con mayor presencia de osos, y
sobre todo de osas con crías, se localizan en los bosques leridanos del Val
d’Aran y Pallars Sobirà.
El seguimiento de la población pirenaica de osos se lleva a cabo combinando
varios métodos de censo, como la realización de itinerarios y esperas, la
localización de indicios de presencia, el seguimiento y estudio de los ataques
al ganado y a las colmenas, los sistemas automáticos de fotografía o filmación
y el análisis genético de pelos y excrementos. Con este procedimiento combinado
se detectan cada temporada los grupos familiares y se hace su seguimiento. Se
han localizado dos osas diferentes con crías en cada uno de los últimos años. En
2011 se localizó una osa con tres oseznos y otra con al menos uno y en 2012 se
ha detectado una osa con dos crías y otra con un cachorro. En 2013, se ha
constatado la reproducción de dos osas, con tres oseznos en total.
Resultados
de una traslocación de osos pardos de Eslovenia a los Pirineos Centrales. Boletín Informativo de la SECEM.
Galemys 14 (2), 2002. Galemys 14 (2), 2002. Archivo PDF – 1,05 Mb
Evolución y
distribución de las osas con crías del año en la Cordillera Cantábrica. Ursus 18 (2), 2007. Archivo PDF en inglés – 654,94 Kb
Censo de
osas con crías en la Cordillera Cantábrica. Año 2008. Archivo PDF – 2,65 Mb
Censo de
osas con crías en la Cordillera Cantábrica. Año 2009. Archivo PDF – 858,34 Kb
Veinte años
tras las osas con crías de la Cordillera Cantábrica. Quercus 281, 2009. Archivo PDF – 9,64 Mb
Récord de
osas con crías en el occidente cantábrico. Quercus Cuaderno 301, marzo 2011. Archivo PDF – 454,24 Kb
La
subpoblación oriental de osos mejora su salud genética
El proyecto
de investigación “Estudio genético del oso pardo en el Corredor
interpoblacional y en la subpoblación oriental cantábrica” constata el rescate
genético de la subpoblación oriental.
La Fundación Oso Pardo (FOP) ha finalizado el proyecto “Estudio genético
del oso pardo en el Corredor interpoblacional y en la subpoblación oriental
cantábrica”, iniciado en el año 2013 y realizado en colaboración con ENEL Green
Power España. Los análisis genéticos han sido realizados por investigadores del
Museo Nacional de Ciencias Naturales -organismo adscrito al Centro Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC)- y el proyecto ha contado con el apoyo y la
participación en todas sus fases de la Dirección General del Medio Natural de
la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.
También se ha contado con el apoyo de la Dirección General de Recursos
Naturales del Principado de Asturias, que ha aportado muestras genéticas e
información de interés para el estudio.
La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas desde
hace más de un siglo. Los primeros estudios genéticos realizados en los años
noventa determinaron que ambas subpoblaciones estaban aisladas, que tenían
características genéticas diferenciadas y que se había producido una importante
pérdida de variabilidad genética, especialmente en el caso de la subpoblación
oriental, que es la más pequeña y más amenazada, y en la que se describieron
los menores niveles de variabilidad genética de todas las poblaciones de osos
europeas. La baja variabilidad genética es un riesgo importante para esta
subpoblación, que puede limitar su productividad y hacerla más vulnerable a
problemas biológicos.
Corredor biológico
Desde finales de los años noventa del siglo pasado, ambas subpoblaciones
están recuperándose, especialmente la occidental. Esto ha propiciado que las
localizaciones ocasionales de osos dispersantes detectados en el Corredor
interpoblacional (la zona intermedia entre ambas subpoblaciones) hayan
aumentado, y en un estudio desarrollado por la Universidad de Oviedo se detectó
en la subpoblación oriental el primer caso de un cruce mixto entre un macho
occidental y una hembra oriental, que tuvo lugar en 2008.
La intención del proyecto ahora finalizado era responder a algunas
cuestiones trascendentales para el oso cantábrico: si la variabilidad genética
en la subpoblación oriental aumentaba, y si el crecimiento de la subpoblación
occidental cantábrica, con un censo actual superior a los 200 ejemplares,
estaba dejando huella genética en la pequeña subpoblación oriental. Para ello,
se han analizado 152 muestras de pelos y excrementos de oso pardo recogidas
básicamente en la subpoblación oriental y en el Corredor interpoblacional entre
junio de 2013 y agosto de 2014 por los equipos de la Junta de Castilla y León y
la FOP.
Los resultados obtenidos analizando el ADN de las muestras, han respondido
con creces a dichas preguntas y ponen de manifiesto que el aislamiento genético
de ambas subpoblaciones cantábricas -lo que estaba considerado como un grave
problema de conservación- está tocando a su fin.
Los análisis de las muestras recolectadas han individualizado con
seguridad 26 osos, que deben considerarse una parte del censo de la
subpoblación oriental, dado que el estudio no pretendía realizar un censo
genético de esta subpoblación y ni el método ni el periodo de muestreo
permitirían detectar todos los ejemplares presentes. Sobre estos 26 ejemplares
se ha llevado a cabo el estudio genético.
El estudio ha constatado un importante flujo de ejemplares y de genes de
la subpoblación occidental a la oriental: de los 26 ejemplares
individualizados y genotipados (con su carnet genético individual) con
seguridad en la subpoblación oriental, 5 son osos con características genéticas
orientales, 7 son osos con características genéticas occidentales y 14 son
ejemplares con características genéticas mixtas. Es decir, este estudio ha
detectado en 2013-2014 en la zona oriental 7 osos migrantes que han llegado
desde la población occidental y 14 osos con algún grado de mezcla, procedentes
de cruces mixtos entre ejemplares de ambas subpoblaciones. Esto ha sido posible
sin duda gracias a la fuerte recuperación de la subpoblación occidental, que ha
bombeado ejemplares hacia otras áreas, entre las que se incluye la subpoblación
oriental.
Otras de las evidencias del estudio ha sido que, aunque la población
cantábrica de oso pardo todavía está estructurada en dos grandes grupos de
características genéticas diferenciadas, la llegada de osos dispersantes desde
la zona occidental -y el consiguiente flujo de genes- ha propiciado que la
variabilidad genética (la salud genética, la capacidad de adaptación a cambios
ambientales) calculada en este estudio ha sido la más alta registrada hasta
la fecha en esta subpoblación oriental. Según los datos obtenidos, se puede
afirmar que la variabilidad genética de la subpoblación oriental ha dejado de
ser la más baja registrada en osos europeos, situándose ahora por encima de las
descritas en los Pirineos o los Apeninos italianos.
Las amenazas como el uso de venenos o la caza furtiva no faltan desgraciadamente.
El aumento de la variabilidad genética implica grandes ventajas para la
pequeña subpoblación oriental; entre otras, supone reducir la vulnerabilidad a
problemas ambientales y enfermedades, y puede contribuir a que aumente el
tamaño de las camadas.
De acuerdo con estos esperanzadores resultados, el Corredor
interpoblacional se configura como un elemento clave para asegurar la
recuperación de la subpoblación oriental, siendo necesario abordar todas
aquellas medidas de permeabilización de las infraestructuras, que dificultan el
paso de ejemplares, y de mejora del hábitat, que faciliten el flujo de osos
entre ambas subpoblaciones e, incluso, la presencia permanente de osos en los
montes del Corredor.
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