España es el país europeo con mayor número de
quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), hasta 130 parejas censadas, pero la
población reproductora está confinada a los Pirineos (Aragón, Cataluña y
Navarra), lo que pone en riesgo su conservación.
Se dice que el inventor de la tragedia
griega, el dramaturgo Esquilo, murió de golpe al recibir el impacto de una
tortuga en su limpia calva. El pobre animal habría sido dejado caer por un
quebrantahuesos desde lo más alto del cielo contra lo que aparentaba ser una
reluciente roca. A pesar de las leyendas y su imponente tamaño, el
quebrantahuesos es una de las más inofensivas de las criaturas, incapaz de
cazar porque la evolución cambió sus armas por el don de ser el único capaz de
sobrevivir comiendo huesos y sólo huesos.
La improbable anécdota sobre el fin de
Esquilo dice mucho sobre la triste historia del quebrantahuesos: un animal
majestuoso, inocuo para el hombre, con un papel único en los ecosistemas y que,
sin embargo, ha padecido históricamente un hostigamiento que le ha llevado al
borde de la extinción. En España, el quebrantahuesos era abundante en todos los
sistemas montañosos a principios del siglo XX, pero el uso de venenos, los
planes de extinción de alimañas auspiciados por el franquismo, los disparos, el
deterioro del hábitat y el expolio de nidos llevaron a las poblaciones al
límite. En Andalucía, el último ejemplar murió en Cazorla en 1986. Desde
entonces, sólo la población de los Pirineos se ha mantenido como último reducto
ibérico de la especie.
La
extinción en Andalucía en 1986 ha generado un fenómeno inverso con un programa
de cría dirigido desde la Consejería de Medio Ambiente y desarrollado en el
Centro del Guadalentín. Abierto en 1996 en Cazorla, forma parte del Programa
Europeo para la Conservación de Especies Amenazadas.
El
primer pollo nació en 2002, pero se ha demorado la reintroducción porque se
consideraba más importante preparar el terreno. En ello ha intervenido la
Fundación Gypaetus, que se ha dedicado a tareas de divulgación y voluntariado
para involucrar a la población y que también ha estudiado las amenazas que
pueden encontrar las aves liberadas.
El quebrantahuesos es trata de una peculiar especie
carroñera que se alimenta de la médula de los huesos que parte dejándolos caer
desde alturas para estrellarse con superícies de rocas. Alcanza casi los tres
metros de envergadura y se distribuye en Eurasia y África, pero que tiene en la
Península Ibérica uno de sus principales reductos mundiales.
Hasta mediados del siglo XX se podía ver a esta
espectacular carroñera en otros sistemas montañosos ibéricos, pero la
persecución humana, en forma de caza o venenos, acabó con ella. Ahora, con la
ayuda del hombre, la especie está volviendo a recuperar sus viejos territorios.
Tras más de 10 años de trabajos liderados por la
Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, algunos ejemplares han
vuelto a los Picos de Europa y este invierno se ha formado la primera pareja de
aves, que ya ocupa los roquedos de la zona del Cares (Asturias), donde preparan
el nido.
Se trata de una gran noticia para la conservación,
ya que el quebrantahuesos figura como Especie en peligro de extinción en el
Catálogo Español de Especies Amenazadas y está incluido en el Anexo I de la
Directiva de las Aves de la UE. Junto al lince o el oso pardo es una de las
especies de nuestra fauna más singulares y más amenazadas.
Para avanzar en su protección, el Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha suscrito un protocolo de
colaboración con 13 comunidades autónomas (País Vasco, Cataluña, Galicia,
Andalucía, Asturias, Cantabria, La Rioja, Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha,
Navarra, Madrid y Castilla y León), en un acto presidido por el secretario de
Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos.
El objetivo es conseguir que el quebrantahuesos logre
salir de su reducto pirenaico. «Queremos que vuelva a las zonas donde estuvo,
que son todas las cordilleras españolas», asegura Federico Ramos. A pesar del
crecimiento que ha experimentado en los últimos tiempos la población de los
Pirineos, sigue siendo vulnerable debido a su reducido tamaño, su restringida
área de distribución y la dificultad que
tiene la especie para colonizar nuevos territorios.
Ante esta situación, este nuevo pacto apuesta por la
colaboración con Francia y por reforzar las iniciativas de conservación que
se han aplicado con éxito hasta ahora, como son la Estrategia para la
Conservación del Quebrantahuesos en España y el Programa de Cría en cautividad,
puestos en marcha en los años 2000 y 2001 respectivamente.
La Estrategia Nacional para la Conservación del
Quebrantahuesos contempla realizar reintroducciones de ejemplares en los
lugares donde históricamente habitó la especie. Y a ello se debe que el
quebrantahuesos haya vuelto por fin a los Picos de Europa, donde se extinguió a
mediados del siglo XX, en 1956.
Una pareja pionera
Los pioneros son una pareja formada por la joven
hembra Deva, cedida por el Gobierno de Aragón y liberada en 2010, y un
adulto procedente de los Pirineos, según explica la Fundación para la
Conservación del Quebrantahuesos. No obstante, los técnicos consideran que no
será posible que la pareja críe este año. Deva es aún una hembra joven y
no será al menos hasta el próximo invierno cuando alcance la madurez para tener
una puesta viable.
Un proyecto Life de la UE impulsa la vuelta de la
especie a los Picos de Europa. Entre otras medidas, se espera que de aquí a
2018 se aporten 30 ejemplares de los Pirineos como refuerzo para Cordillera
Cantábrica. El proyecto tiene un presupuesto de 1,5 millones de euros, con una
cofinanciación de la Comisión Europea. Medio Ambiente aporta 154.000 euros a
través del Organismo Autónomo Parques Nacionales y de la Fundación
Biodiversidad. También intervienen Aragón, Asturias, Cantabria y Castilla y
León.
Además del programa del norte de España, también se desarrolla
desde hace años, coo se ha mencionado anteriormente, el proyecto de
reintroducción del quebrantahuesos en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén), área en la que no ha
habido reproducción desde los años 80 del siglo XX muriendo el último ejemplar
en 1986.
El quebrantahuesos vuelve a volar, pero no exenta de peligros (venenos, perdigones). Esta semana la Agencia Española
del Medicamento ha autorizado el uso veterinario para el ganado del
antiinflamatorio diclofenaco, que en otros países ha causado una gran mortandad
de aves carroñeras.
Entidades como SEO/BirdLife han solicitado a la
Administración que impida el uso de esa sustancia por su riesgo para buitres y
otras carroñeras.
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