En los últimos años, varios estudios científicos han documentado el riesgo sísmico y de contaminación de acuíferos de los primeros pozos que se comenzaron a explotar en Oklahoma y Pennsylvania (EEUU) en los años 60 y 70 del pasado siglo.
Sin embargo, los problemas de contaminación provienen de fallos en la construcción de la cubierta protectora del pozo en los primeros metros del pozo vertical más que de la técnica de la fractura hidráulica en sí, según un estudio recién publicado por la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Duke (EEUU), analizó en total 133 muestras provenientes de pozos de aguas subterráneas de consumo humano en las formaciones Marcellus y Barnett, de Pennsylvania y Texas respectivamente. Gracias al estudio de los gases nobles y de una serie de marcadores de hidrocarburos presentes en las muestras, los autores pudieron distinguir al procedencia de dichos gases para determinar en cada caso si el gas era de procedencia natural o de origen antropogénico, y en este último supuesto qué causó la contaminación del agua subterránea.
Sus resultados son de gran importancia para el avance de la técnica en nuevas áreas de EEUU y la Unión Europea en las que se está planteando la producción de gas natural mediante la técnica del 'fracking' -extracción mediante la fracturación de una capa geológica a gran profundidad gracias a una mezcla de agua, arena y productos químicos inyectada a una enorme presión en el subsuelo-, pero de una forma más respetuosa y con mayores garantías ambientales. De todas las muestras estudiadas, ocho de ellas presentaban problemas de contaminación debida a errores en el proceso de extracción del recurso.
"La geoquímica de los gases que hemos analizado implican fugas a través de la cubierta de cemento que rodea la perforación vertical en cuatro casos, a través de la cubierta que lo protege durante la producción en tres de las muestras y el fallo del pozo subterráneo en otro de ellos.
Pero en ningún caso hemos visto migración del gas inducida por la perforación horizontal o por la fractura hidráulica del estrato de esquisto en profundidad", aseguran los autores.
"En nuestra opinión, optimizar la integridad del pozo es una forma crítica, realizable y rentable económicamente de reducir los problemas de la contaminación de agua potable y también para aliviar la preocupación pública que acompaña la extracción de gas no convencional", concluye el equipo de Thomas Darrah.
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