La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

viernes, 11 de julio de 2014

Gaia: Diosa griega de la Tierra


La hipótesis de Gaia es un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno.

Según la hipótesis de Gaia, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos.
Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende al equilibrio). La teoría fue ideada por el químico James Lovelock en 1969 (aunque publicada en 1979) quien estaba trabajando en ella cuando se lo comentó al escritor William Golding, fue éste quien le sugirió que la denominase “Gaia”,diosa griega de la Tierra (Gaia o Gaya).
James Lovelock y la hipótesis de Gaia
 
Con anterioridad a la formulación de la Hipótesis de Gaia se suponía que La Tierra poseía las condiciones apropiadas para que la vida se diese en ella, y que esta vida se había limitado a adaptarse a las condiciones existentes, así como a los cambios que se producían en esas condiciones. La hipótesis de Gaia lo que propone es que dadas unas condiciones iniciales que hicieron posible el inicio de la vida en el planeta, ha sido la propia vida la que las ha ido modificando, y que por lo tanto las condiciones resultantes son consecuencia y responsabilidad de la vida que lo habita.
Hace entre mil y dos mil años los organismos que vivían en la Tierra eran anaeróbicos, dado que apenas existia oxígeno en el agua y en la atmósfera. Resultó que algunos (algas microscópicas y algunas bacterias, más tarde lo harían algunas plantas) empezaron a usar el CO2 en sus ciclos de vida y el agua empezó a quedarse con el carbono y el hidrógeno y a liberar oxígeno como producto de desecho (fotosíntesis). Llegó un momento en el que hubo tanto oxígeno en la atmósfera que las bacterias anaeróbicas, antes dominantes comenzaron a disminuir y a quedarse arrinconadas en lugares remotos como el lodo del fondo de los lagos. Ello creo las condiciones que conocemos hoy donde existen dominando multitud de organismos aeróbicos.
Esta teoría se basa en la idea de que la biosfera autorregula las condiciones del planeta para hacer su entorno físico (especialmente temperatura y química atmosférica) más hospitalario con las especies que conforman la «vida».

 
La Selva como ecosistema con mayor variedad de especies
 
La hipótesis Gaia define esta «hospitalidad» como una completa homeostasis. La homeostasis propiedad de los organismos vivos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior (metabolismo).
 
Se trata de una forma de estado estacionario dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura, balance entre acidez y alcalinidad (pH). 
A otro nivel, la retroalimentación negativa tiende a estabilizar un sistema corrigiendo las desviaciones del punto de ajuste y constituye el principal mecanismo que mantiene la homeostasis. Algunos ejemplos son la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio, el pH de la sangre, la temperatura corporal y la concentración osmótica de los fluidos corporales.
Un modelo sencillo que suele usarse para ilustrar la hipótesis Gaia es la simulación del mundo de las margaritas.

El mundo de las margaritas es la hipótesis de un mundo que orbita un sol cuya temperatura está aumentando lentamente. El planeta se siembra con dos variedades diferentes de margaritas como únicas formas de vida: margaritas negras y blancas. Las margaritas blancas tienen pétalos que reflejan la luz, y la otra variedad tiene pétalos negros que absorben la luz. Ambas especies tienen la misma curva de crecimiento (o sea, su tasa de reproducción es la misma en función de la temperatura) pero las margaritas negras son en sí mismas más calientes que las blancas y que la tierra desnuda. Un planeta con predominio de margaritas blancas es más frío que otro con más margaritas negras.

Al principio de la simulación, mundo de margaritas es tan frío que solo unas pocas margaritas negras y casi ninguna blanca pueden sobrevivir. Siempre que la temperatura del planeta disminuya, las flores negras predominarán, absorben calor de sol, lo que hace que la temperatura del planeta aumente, permitiendo una mayor proliferación de margaritas negras y mayor absorción de calor. Cuando el planeta se hace más cálido, las margaritas blancas comienzan a reproducirse más, y a la larga, el planeta alcanza un punto de equilibrio en la temperatura. Cualquier incremento de temperatura es combatido por una mayor proporción de margaritas blancas; cualquier disminución de la temperatura conduce a tener un mayor número de margaritas negras.

Un sistema así, es extraordinariamente estable frente a las variaciones de energía solar incidente; todo el planeta se mantiene en homeostasis.

 

Finalmente la temperatura se hará demasido alta para ser contrarrestada por las margaritas y el calor arrasará el planeta.

Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa y escritora novohispana, mejicana del siglo XVII, ya escribió: "Ayudando el uno al otro, con mutua correspondencia, la abeja a la flor fecunda, y ella a la abeja sustenta".
Existen unos servicios ambientales que se producen dentro del planeta que sirven para el sustento de sí mismo, para el sustento de la vida.



En un centimetro cúbico de suelo, viven miles de bacterias, hongos, ácaros, insectos, gusanos, etc., sin ellos, el suelo dejará de ser fértil, porque estos organismos descomponen los residuos naturales (hojas, plantas, animales muertos) conviertiéndolos en nutrientes para plantas.
Es decir, el suelo con ello, da soporte a la vegetación, que actúa como esponja reteniendo el agua dulce, que más tarde mana en forma de fuentes, regatos. Si elimináramos estas especies que vivifican el suelo, quedaría una superfície yerma, inerte como el cemento, sobre la que nos resultaría imposible vivir.
También, son los animales, las plantas y los microorganismos los que depuran el agua dulce de los ríos, absorbiendo y modificando los productos perjudiciales, "la conocida como capacidad biodepuradora de los ríos" (que tiene también tiene sus límites).
Los bosques retienen el suelo disminuyendo el riesgo de avalanchas, erosión, desertización, mientras que los carrizales y espadañas de lagunas y marjales frenan las aguas y evitan inundaciones.
 
Es indiscutible la importancia que tienen los bosques a nivel mundial; a diario y sin darnos cuenta recibimos grandes servicios por parte de los bosques, a pesar de encontrarnos a grandes distancias de ellos, por ejemplo en la purificación del aire y agua, reducción del efecto invernadero (calentamiento global del planeta), entre otros. En la práctica, los servicios ambientales representan un subsidio a la humanidad, que no está siendo incorporado ni analizado apropiadamente.
El valor económico de estos servicios ambientales se ha calculado entre el doble y el triple del PIB (producto global bruto) mundial cada año, aunque en realidad se trata de servicios que como todo el mundo comprendera son impagables y, por ello, no tienen precio.
 
No es casual que donde hay flores haya insectos, dado que los dos grupos han evolucionado conjuntamente y no pueden vivir separados.
Si existen muchas especies de insectos es porque existen muchas especies de plantas y a la inversa.
Admitiendo que las plantas nos ayudan a vivir, estamos admitiendo la importancia de los insectos. El servicio ambiental de los insectos es sumamente esencial para la vida. Cada dia, viajan de flor en flor, atraídos por su color, su olor y finalmente por el néctar u otro alimento que esperan conseguir de ellas, transportan en su cuerpo de unas plantas a otras el polen que debe fecundarlas, gracias al fenómeno de la polinización producirán frutos y semillas que alimentaran a los animales, que a su vez dispersarán sus semillas en forma de deyecciones o excrementos facilitando la diversidad genética. Muchos de estos animales herbívoros alimentaran a otros animales carnívoros.
En los trópicos, además de organismos polinizadores como los insectos, tenemos murciélagos frugívoros y colibríes.




 
 
Formando todo una cadena continua, la cadena de la vida, donde son necesarias todas las piezas, es decir, especies, para el cumplimiento de los servicios ambientales.
 
Todas las especies conocidas tienen un servicio ambiental que cumplir, por ello, es tan fundamental para el funcionamiento del planeta, de la biosfera, la presencia de ellas y cualquier pérdida o extinción regresión de una o varias tiene unas implicaciones sobre el funcionamieto de la maquinaria de la vida, es decir, sobre el funcionamiento de la biosfera, el funcionamiento de Gaia, la Pachamama que dirían los indígenas suramericanos dentro de sus ricas culturas.
 
Lo cierto es que se conoce tan poco de la biodiversidad - existen por lo bajo y sin contar a las bacterias, entre 12 y 30 millones de especies de las que solamente tenemos catalogadas alrededor de millón y medio. No podemos imaginar el papel de cada una de ellas en la dinámica de los sistemas vivos, el servicio ambiental en el que está implicada, por lo que insinuar que la pérdida de especies no es tan grave o que alguna es sustituible por otra es una temeridad sin fundamento.
La FAO en un estudio de finales del siglo XX consideró que de las 1.330 especies de plantas, cuya biología reproductora era conocida, con interés agrícola encontró que 7 de cada 10 no se autofecundaban y necesitaban el transporte de polen de unas flores a otras por insectos (himenópteros) y sólo el 2%  usaban el viento para hacerlo.
Las especies trabajan unas con otras generando unos servicios ambientales para que la Tierra sea el planeta vivo que conocemos y nuestra especie pueda vivir en él.
 Especie, símbolo conservacionista
 
Asimismo y desde un punto de vista global, tienen un servicio ambiental físico absolutamente fundamental sobre el clima, las lluvias, el viento, las temperaturas físicas que condiciona igualmente toda forma de vida que la Tierra sustenta.
No se trata de sentimentalismo o de buenas intenciones.
Nuestro interés por conservar especies amenazadas y los biomas en que viven, donde cumplen con sus servicios ambientales, tiene unas sanas y poderosas raíces egoístas.
El mundo hoy tiene más problemas ambientales que nunca, porque cada vez somos más personas, cada vez consumimos más y cada vez utilizamos tecnologías mas agresivas.
Stephen J. Gould escribió: "Los auténticos héroes de la creación son las bacterias. Dudo que consigamos influir algún día de modo significativo en la diversidad bacteriana ¡siempre nos quedaran las bacterias!"
James Lovelock sostiene que la Tierra funciona como un superorganismo llamado Gaia, piensa que la Tierra no morirá porque como todo ser vivo sabrá defenderse y lo hará incluso de nuestra especie si la seguimos hostigando. Es decir, por los motivos antes esgrimidos, la Tierra la estamos matando, pero con nuestra actividad antrópica y nuestra dinámica de población, no lo conseguiremos ni corto ni a medio plazo la vida en el Planeta no desaparecerá, en todo caso desapareceremos nosotros, los humanos, o tendremos que cambiar nuestra forma de vida.
 

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