La conservación de la biodiversidad siguiendo el concepto de comunidades de especies por oposición compatible a la idea de conservar especies iconos flag species como el oso, el lince o el águila imperial.
Lince ibérico (Lynx pardina),
felino endémico de la península ibérica
Existen muchos ejemplos de políticas conservacionistas referidas a programas de conservación concretos dirigidos a especies concretas que destacan por su interés, particular belleza o simbología social o nacional. Todos recordamos la idea del Dr. Féix Rodríguez de la Fuente en sus celebrados y siempre vigentes documentales en los insistía fascinado en la conservación del lobo ibérico, el lince u otros grandes mamíferos o aves de fuerte simbología como el águila imperial (no especiada, como ibérica endémica, en aquellos años 60-70 del siglo pasado) u otras rapaces sobre las que sentía una gran pasión que nos sabía trasladar.
Desmán ibérico (Galemys pyrenaicus). Taxón único, y por tanto, valiosísimo, que da nombre a la SECEM Sociedad Española de Conservación y Estudio de los Mamíferos)
Hoy está fuertemente presente el concepto de comunidad de especies (Whittaker, 1970) como el conjunto de poblaciones de plantas, animales, bacterias, hongos...etc que viven en un lugar concreto diferenciado que interactúan entre sí estructurando un sistema vivo único en base a su composición (en número de especies y abundancia por especie), estructura, relaciones con el entorno ambiental, desarrollo y funcionalidad.
En realidad conservar especie por especie, es un reto imposible de abordar, en cambio conservar muchos grupos de especies a la vez, como por ejemplo, conservar un río y sus bosques de galería es conservar todas las especies que viven en esa área o lugar concreto; conservar un arrecife coralino es conservar a todas las especies que allí viven y, a su vez, con ello, se garantiza conservar el conjunto enorme de interacciones entre las diferentes individuos y especies del lugar protegido.
Un sistema biológico como una comunidad está formado por el conjunto de interacciones o relaciones entre las especies diferentes (relaciones interespecíficas) y de las especies entre ellas mismas (relaciones intraespecíficas) - un alcornoque con el resto de alcornoques del bosque alcornocal - ello es lo que nos lleva al concepto de funcionamiento del sistema requiere la presencia de todas las especies.
La riqueza de especies es un parámetro que nos conduce a que las comunidades más ricas son las más interesantes en el sentido de que nos brindan la posibilidad de proteger un mayor número de especies. Ejemplo de una selva tropical o de un arrecife coralino.
Por tanto, para conocer la posibilidades de gestión de la biodiversidad, de un espacio natural es importante conocer los principales factores determinantes de su riqueza en especies.
Al mismo tiempo, el parámetro riqueza en especies no nos informa sobre el papel funcional de las especies y del riesgo que al desaparecer alguna de ellas, se puedan producir daños irreversibles en el funcionamiento del sistema, o sea, en el propio sistema o ecosistema.
Conocer el papel de las especies en las comunidades es fundamental para gestionar la biodiversidad ambiental del ecosistema.
No nos debe dar miedo conocer que del estado de conservación de un minúsculo insecto, la abeja (Apis mellifera), depende la correcta polinización y variabilidad genética del conjunto de flora. Una flora de la que se alimentan los herbívoros. Fundamental para el sostenimiento de las redes tróficas y, por lo tanto, del funcionamiento del sistema.
La abeja abeja (Apis mellifera) en el pleno proceso de polinización.
Por ello, no ha de extrañarnos el proyecto de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) dirigido a catalogar el estado e conservación de los ecosistemas del planeta (Rodríguez et al., 2010). O más cerca, la Directiva 92/43/CEE relativa a la conservación de los habitat naturales y de la fauna y flora silvestre de Europa inventaríe los diferentes ecoistemas europeos.
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