La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

lunes, 9 de junio de 2014

El cambio climático o calentamiento mundial debido al incremento del efecto invernadero


El cambio climático o calentamiento mundial debido al incremento del efecto invernadero que se origina como consecuencia de las actividades humanas y la emisión de gases de efecto invernadero.
El efecto invernadero es un fenómeno natural por sí mismo, un fenómeno imprescindible para la vida en la Tierra tal y como hoy la conocemos. De no ser por el efecto invernadero, la temperatura media en la superfície terrestre sería de 18ºC bajo cero, nada menos que 33ºC más baja que ahora, con 15ºC de media.
La práctica totalidad de energía que recibe la Tierra, llega de la radiación solar del Sol en forma de radiación electromagnética, que percibimos como calor y luz. La temperatura terrestre resulta de un balance entre la energía recibida del Sol y la que la Tierra refleja, devolviéndola en forma de radiación infrarroja.
El problema del efecto invernadero es su incremento en poco tiempo, estableciendo las escalas de tiempo correctas.


Sucede que la energía reexpedida por la Tierra no escapa directamente al espacio, sino que es retenida por algunos gases conocidos como gases de efecto invernadero, algunos que forman parte de manera natural de la atmósfera y otros generados por las actividades humanas.
La devolución de parte de la energía de la Tierra al espacio choca con estos gases que se calientan y a su vez envían de nuevo energía hacia la superfície de la Tierra que absorberá una parte y devolverá otra. Se origina un ciclo que retiene energía hasta llegar a un equilibrio térmico a mayor temperatura de la correspondería si los gases no existieran en esa cantidad. Sino se llegase al equilibrio térmico la Tierra se calentaría indefinidamente.

Eso si la Tierra va reteniendo calor por efecto del incremento de gases de efecto invernadero, por ello, las temperaturas siguen una curva de aumento paulatino a escala temporal y con ello la progresiva disminución de las lluvias, desertificación, cambio de la naturaleza del suelo, deshielo de los casquetes polares entre otras consecuencias. Consecuencias ambientales de primer orden de gravedad.

El principal gas de efecto invernadero es el vapor de agua seguido del célebre dióxido de carbono CO2 .  Les siguen el metano, el óxido nitroso y el ozono. El vapor de agua con un periodo de residencia de 1 semana es el que menos preocupa, pero el CO2 permanece en la atmósfera cien años o más, ello implica que continuaríamos sufriendo las consecuencias del cambio climático aunque dejásemos de emitir en este instante. La residencia del metano es de diez a quince años.

Mediante la fotosíntesis plantas, algas y algunas bacterias retiran y almacenan temporalmente parte de ese carbono atmosférico, aunque no tanto como para compensar lo que seguimos emitiendo. Por ejemplo, los bosques catalanes compensan sólo un 8,5% de nuestras emisiones de CO2, y necesitaríamos 11 veces la superfície forestal actual para compensarlas al 100%.


Alargar el tiempo o periodos de residencia del carbono en las plantas es fundamental para combatir el cambio climático como consecuencia de los gases de efecto invernadero.

Aumentar la superfície arbolada del planeta y evitar la deforestación es vital.

Con una gestión forestal favorable que busque la máxima acumulación de carbono en los bosques, matorrales y prados ayudaría en su papel de sumideros naturales lo que significaría una mejora en la lucha contra el cambio climático global

El profesor de Geociencias, John Grace de la Universidad de Edinburgo ha llevado a cabo un estudio donde se concluye que la reducción de la deforestación en los bosques tropicales reduciría substancialmente las emisiones de CO2 a la atmosfera. Si se limitasen las actividades sobre los bosques tropicales mundiales, además de proteger una parte muy importante de la Biodiversidad planetaria, se conseguiría un punto de inflexión de la curva de este gas de efecto invernadero, CO2 de forma global a nivel planetario.
Por ello, la protección de los bosques tropicales y subtropicales es una prioridad medioambiental de primer orden.

 

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