La
llegada de especie exóticas o alóctonas a un lugar tiene importantes
consecuencias sobre las especies autóctonas, ya que introduce cambios
ecológicos interespecíficos pudieron alterar severamente las redes tróficas del
ecosistema al que invaden y modificar el status de las propias especies
autóctonas.
Siempre
ha existido este fenómeno de forma natural, hace decnes de años taxones con la
garcilla bueyera (Bubulcus ibis) o a
tórtola turca (Streptopelia decaocto)
eran extrañas. Lo mismo ocurre con
mamíferos como el corzo (Capreolus
capreolus) que era desconocido en muchas partes de España donde ahora está
presente y es abundante.
El
problema surge cuando interiene de forma masiva el ser humano, como las
conocidas cotorras argentinas (Muyositta monachus) y las cotorras de Kramer (Psittacula krameri)
hasta la expansión de gatos y ratas en una isla donde, como ecosistema frágil,
los daños a las especies autóctonas y a veces endémicas pueden llevarlas a
umbrales críticos o a la misma extinción. Existen desplazamientos de las especies autóctonas y reducicción hasta la casi existinción como consecuencia de la entrada y expansión de las especies alóctonas o exóticas.
En el pasado la introducción del cagrejo de ría americano y de la truca americana desplazaron a las cabeceras de los ríos a la trucha y al cagrejo común.
Además
del comercio ilegal, la globalización y la consecuente facilidad para viajar
grandes distancias, ha agravado este problema.
La biodiversidad española ha incorporado 56 nuevos taxones a su Lista de las aves que suma ya
569 taxones; 206 de los cuales son considerados rarezas.
El catálogo, que actualiza el anterior de 2005, se
publicó en 2012. Pero hoy se han
conocido más datos al respecto; pues, como subrayan desde la organización, «no
es sencillo determinar qué especies hay que incluir dentro del índice»;
«requiere de un análisis pormenorizado».
El motivo de que la Lista de las aves de España sea
tan cambiante se debe a tres razones. En primer lugar, a los avances científicos. Por ejemplo,
existen estudios genéticos que modifican el rango de antiguas variedades que
ahora pasan a considerarse especies. Es el caso del herrerillo canario o el rabilargo
ibérico.
También hay formas que varían su nombre gracias a los estudios taxonómicos de afinidad entre
ellas. Es el caso de la separación del antiguo género de los carboneros y
herrerillos (Parus) en cinco: carbonero común; carbonero garrapino:
carbonero palustre; herrerillo azul; herrerillo canario; herrerillo capuchino.
Además, otras investigaciones, como las que implican
el marcaje de aves con técnicas de seguimiento por satélite o
el análisis de isótopos, han añadido nuevas especies a la Lista. Por ejemplo,
un halcón sacre húngaro marcado
con un emisor vía satélite viajó por España y llegó a África en 2009,
demostrando que no todas las observaciones de este taxón son aves escapadas de
cetrería, sino que podían incluir divagantes naturales.
Predominio de las «rarezas»
En segundo lugar han aumentado las citas homologadas
de aves divagantes o «raras», que suman 206 especies, el 36% de la Lista,
frente al 26% de hace cinco años.
Algunos casos corresponden a taxones que arriban de
manera ocasional a España empujadas por fenómenos
meteorológicos extremos como huracanes, olas de frío polares o de calor
africano debido a la estratégica
situación de la península Ibérica, que se halla en una encrucijada entre
rutas y áreas donde confluyen migrantes que van y vienen de Europa a África,
pero también divagantes de Asia o América del Norte.
El buitre
dorsiblanco africano, el bisbita
norteamericano, el piquero patirrojo o el paíño ventrinegro, muy raros
en el contexto europeo, son algunos ejemplos.
Exóticas aclimatadas
Por último, contribuyen a engrosar la Lista especies
introducidas o propias de otras latitudes -15 en total-, que bien por la
bonanza del clima o porque llegan de países más norteños, se han instalado
aquí, caso del ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca). Seis de estos taxones son
introducciones naturalizadas como el faisán
(Phaisanus colchinus),o
incluso pequeños pájaros de jaula capaces de sobrevivir en libertad, como el ruiseñor de Japón (Leiothrix lutea), el pico de coral
senegalés (Estrilda astrild), el bengalí rojo (Amandava amandava) o la tórtola de collar (Streptopelia roseogrisea).
La malvasía canela (Oxyura jamaicensis), y el ibis sagrado (Threskiornis aethiopicus) provocan serios problemas de conservación en Europa
por hibridarse con taxones
nativos, lo que hace necesario llevar a cabo acciones de control y manejo para
evitar su expansión.
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