Como persona que vive de los recursos limitados de este planeta o de esta parte de su geografía, me preocupa enormemente el discurso que se está haciendo sobre el agua, los problemas que genera su escasez y los proyectos o soluciones que desde el ámbito político están saliendo a la luz pública.
Parece que a lo que más importancia se da es a satisfacer la elevada demanda que el sistema exige sin detenerse a pensar si no le estamos pidiendo demasiado al entorno ambiental.
Todo el mundo coincidirá en que el agua es un recurso imprescindible para la vida biológica de todos los seres vivos y para el funcionamiento del sistema económico.
El agua no debería ser un juguete en manos de un insaciable sistema económico capitalista que funciona con el más por delante, más consumo equivale a más riqueza y más desarrollo.
Si el agua es una cuestión de Estado para la Vida en el planeta y nosotros, como especie, estamos dentro de este conjunto, cómo no concebir el agua no solamente como una cuestión de Estado de un país enclavado en una zona biogeográfica mediterránea que sencillamente no permite un uso desmesurado de este escaso y valioso recurso dado que no se genera como, pongamos en Inglaterra.
El oro o el petroleo que no se beben son escasos y por ello caros; por qué el sentido común no nos permite dar al agua el valor que realmente tiene, o es que acaso no tenemos sentido común.
No se puede vivir de lo que no se tiene (o de lo que apenas se dispone) es un concepto económico básico.
Entender esta sencilla observación es reducir, es ahorrar, es optimizar, es llevar el I+D en el uso del agua en esa dirección y no dar un precio tan escaso a un bien tan preciado.
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