La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

martes, 10 de febrero de 2015

El coche y su poderoso papel en el deterioro ambiental y de la salud pública: ¿No sin mi coche?



La sensibilización de la sociedad respecto al medio ambiente va en aumento. Cada día somos más los que participamos de manera activa y solidaria en su cuidado con pequeños gestos. Hace tiempo que separamos las basuras en el hogar para echar después cada cosa a su contenedor. Hemos cambiado las bombillas incandescentes por leds. Nos relacionamos con el agua de una manera mucho más responsable, ahorrando allí donde surge la posibilidad.


Pagamos un poco más cuando nos cambiamos la lavadora para elegir una de clase A o superior y ahorrar energía. Vamos a comprar con la bolsa puesta y preferimos los productos ecológicos. Pero cuando se trata del coche la cosa cambia.
La dependencia del coche y la solidaridad con el medio ambiente y la salud pública no van de la mano.
Del coche mejor no hablemos. Lo uso a diario para ir al trabajo, a buscar a los niños a la escuela o para bajar al centro. 
"No sé qué haría sin él".
"Sí, es cierto, tengo una parada de bus muy cerca que me lleva, pero es que no es lo mismo." 
"No sin mi coche".
¿Y el coste en dinero o en salud?
Entonces echemos un vistazo a los números del coche en la ciudad: unos datos que son claramente negativos y no soportan ni una sola comparativa con cualquier otra alternativa de desplazamiento. Pero cuando hablamos del uso del coche en la ciudad las cuentas respecto al coste, tanto para nuestra salud como la del medio ambiente, hace tiempo que superaron lo razonable.



Es cierto que el automóvil ha sido uno de los protagonistas más destacados de nuestro desarrollo económico y hasta cultural durante el último siglo y que le debemos buena parte de lo avanzado hasta hoy. 
Un análisis psicológico y sociológico nos asevera que son muchas las personas que relacionan el uso de su vehículo privado con la libertad, considerándolo el último reducto de su intimidad. 
Para empezar hagamos cuatro números respecto al coste económico. Sumamos la compra del vehículo, los impuestos, el seguro, el gasto en combustible, los peajes, parking, zonas azules o verdes, la partida de mantenimiento y las posibles averías. Estamos de acuerdo en que el transporte público es caro, mucho, pero no como el uso del coche en los desplazamientos.
Ahora un dato medioambiental y de salud:
Todos coincidimos en que, pese a la notable reducción que se ha dado en los últimos años, el gran número de víctimas por accidente de tráfico sigue siendo una de las peores desgracias a las que debemos hacer frente como sociedad. 

Los problemas generados por el ruido en las grandes ciudades son estremecedores.




¿Contabilizamos el número de atropellos? En Barcelona 1 de cada 3 víctimas mortales relacionadas con coches son peatones. 
Pues bien, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica cada año mueren en nuestras ciudades 5.000 personas por enfermedades derivadas o agravadas por la contaminación que provocan los tubos de escape. Eso es casi el triple de los fallecidos por accidentes de circulación.
Otro dato más. Cada día entran y salen de las grandes áreas metropolitanas centenares de miles de vehículos (más de un millón en el caso de Barcelona). Una procesión de coches atascados que emiten alrededor de doscientos gramos de CO2 por cada kilómetro que recorren (los modelos viejos mucho mas; los nuevos algo menos). 

Según los estudios de movilidad urbana, el 80 % de esos coches transportan tan solo al conductor, una sola persona que (en el caso de ir de un lugar a otro del centro de la ciudad) llegaría antes andando. Estamos hablando de contaminación pero también de tiempo: del tiempo que perdemos al volante.
Según el último Eurobarómetro, el 96% de los españoles consideramos que el deterioro medioambiental es un asunto muy serio y el 60% cree que el de la contaminación ambiental es uno de sus aspectos más graves. 
¿Estarán ahí incluidos los del no sin mi coche?


En esta semana de la movilidad sostenible y segura quiero remarcar la importancia de optar por otra manera de movernos, alternativa al coche privado, para echarle una mano al medio ambiente y ganar en salud. Porque al dejar las llaves del coche en el cajón y coger la bici, compartir vehículo con el vecino, adquirir un bono de transporte público o simplemente ir a pie ganamos tiempo para nosotros, mejora nuestra economía, nuestra salud y la del entorno.

El futuro





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