La vida y su conservación

Las especies son esenciales en el funcionamiento de la vida en nuestra casa que es nuestro planeta; por eso, es importante conservarlas.
Con este objetivo, tenemos que saber cómo son, cómo se organizan en comunidades y cómo interactúan en los sistemas ecológicos.
En el último siglo XX, hemos visto degradaciones ambientales enormes: muchas especies en extinción o en drástica reducción de sus poblaciones, la destrucción o alteración rápida de sus ecosistemas y cambios nunca vistos en el clima del planeta. Esta gran crisis ambiental ha coincido con la disminución de las ciencias naturales en los centros académicos de referencia.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Cuántos osos (Ursus arctos) hay y dónde viven: cordillera cantábrica, conexión intercantábrica y Pirineos.



Cuántos osos hay y dónde viven

No es fácil contar los osos de un territorio. Es una especie forestal, difícil de ver y en general es imposible distinguir unos individuos de otros. Para evaluar su población, lo más recomendable es contar el número de osas con crías, ya que permanecen aquerenciadas en territorios más delimitados y realizan desplazamientos de menor alcance, lo que facilita su diferenciación.


Si cada año contamos el número de hembras que se han reproducido podremos seguir el devenir de la población y analizar su tendencia.

CORDILLERA CANTÁBRICA

La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas geográficamente, con características genéticas diferenciadas y con un incipiente y reducido intercambio demográfico y genético entre ambas.


La subpoblación occidental se extiende por unos 2.800 km2, desde los Ancares lucenses y leoneses hasta llegar casi a la zona central de la cordillera entre León y Asturias. Se estructura espacialmente en tres núcleos reproductores distintos: el más numeroso en los concejos asturianos de Cangas del Narcea, Degaña y zonas limítrofes de Ibias y en los municipios leoneses de Villablino, Palacios del Sil y Páramo del Sil; un segundo, que ocupa básicamente los concejos asturianos de Somiedo y Belmonte; y un tercer núcleo, también asturiano, asentado en Proaza y zonas limítrofes. En el año 2014 se estima que esta subpoblación está constituida por unos 200 osos.

 
La subpoblación oriental ocupa unos 2.100 km2 por la Montaña palentina, entre las cabeceras de los ríos Carrión y Pisuerga, y la Montaña oriental leonesa, con presencia consolidada en los montes cántabros de Campoo de Suso y Liébana y presencia más ocasional en terrenos del oriente de Asturias. Esta subpoblación presenta un núcleo reproductor consolidado en la Montaña palentina y zonas limítrofes de Cantabria y otro núcleo en Riaño-Valdeón, que tras desaparecer a mediados de los años noventa ha vuelto a recuperarse, con reproducción intermitente, en la primera década de este siglo. En el año 2014 se estima que está constituida por unos 30 osos.


El seguimiento de la evolución de esta población se realiza mediante el control y vigilancia de las osas con crías que se localizan cada año, de forma estandarizada y coordinada desde el año 1989. Los datos de censo son recogidos por los equipos de la FOP y de las comunidades autónomas, con el apoyo local de otros colaboradores y entidades, mediante cientos de Itinerarios de búsqueda de indicios, esperas de observación y seguimiento de grupos familiares y trabajos de comprobación de observaciones ocasionales, permitiendo registrar e individualizar el número mínimo seguro de osas diferentes que han tenido crías en cada año. Estos datos de los censos de osas han permitido constatar la recuperación de la especie después de décadas de declive continuado. Los datos de 2012 suponen un nuevo record, con 33 osas acompañadas de 62 oseznos, de las cuales 29 y 56 crías corresponden a la zona occidental y cuatro con seis oseznos a la oriental. 
 

Esta recuperación es más marcada en la subpoblación occidental, donde se estima una tasa de crecimiento anual del 10,6%, confirmando el buen momento reproductivo y la tendencia demográfica positiva desde mediados de los años noventa. En la subpoblación oriental los osos también han experimentado un proceso de recuperación después del dramático declive de los noventa, estimándose una tasa de crecimiento anual del 6,3%, y contabilizando por fin cuatro osas con crías del año tanto en 2011 como en 2012. En cuanto al año 2013, se continúa en la senda de la recuperación, con 30 osas con crías (26 en la occidental y 4 -por tercer año consecutivo- en la oriental), y con 57 oseznos nacidos (siete de ellos, nuevo record, en la subpoblación oriental).





PIRINEOS

El declive del oso pardo en los Pirineos ha sido inexorable y continuado ante la perseverante persecución humana.


                                                      Uno de los últimos ejemplares de la subespecie pirenaica, ya extinguida. Fotografiada en el valle oscense de Ansó.

Con la muerte en noviembre de 2004 de Cannelle en Francia, la última osa autóctona de los Pirineos, la población osera pirenaica original, que contaba con 200 osos a comienzos del siglo XX, podía darse virtualmente por extinta, dado que el resto de los contados ejemplares supervivientes eran todos machos.


En la actualidad, la población está formada por ejemplares de origen esloveno procedentes de una reintroducción inicial de dos hembras y un macho realizada en 1996-1997, y de otra más reciente efectuada en 2006 con cuatro hembras y un macho, para reforzar la población tras la muerte de la última osa autóctona. La buena adaptación de los animales reintroducidos y su reproducción ha ido incrementando el número de osos que habitan en los Pirineos, y actualmente se estima que en las dos vertientes pirenaicas viven en torno a 25 ejemplares.



En Francia, los osos viven entre los valles occidentales de Aspe y Ossau hasta el macizo del Carlit, en el departamento de los Pirineos orientales. Algunos ejemplares visitan las laderas pendientes y boscosas del nordeste de Andorra. En la vertiente meridional, los osos ocupan desde el valle del Roncal, en Navarra, hasta la Cerdanya, en Lleida-Girona.


A lo largo de los Pirineos los osos se mueven por una vasta área de cerca de 8.000 km2, aunque las zonas más querenciosas son menos extensas y están más localizadas; en nuestro país, los valles de Roncal, y los de Ansó y Hecho (Huesca), son visitados por algunos ejemplares macho, pero las zonas que cuentan con mayor presencia de osos, y sobre todo de osas con crías, se localizan en los bosques leridanos del Val d’Aran y Pallars Sobirà.




 
El seguimiento de la población pirenaica de osos se lleva a cabo combinando varios métodos de censo, como la realización de itinerarios y esperas, la localización de indicios de presencia, el seguimiento y estudio de los ataques al ganado y a las colmenas, los sistemas automáticos de fotografía o filmación y el análisis genético de pelos y excrementos. Con este procedimiento combinado se detectan cada temporada los grupos familiares y se hace su seguimiento. Se han localizado dos osas diferentes con crías en cada uno de los últimos años. En 2011 se localizó una osa con tres oseznos y otra con al menos uno y en 2012 se ha detectado una osa con dos crías y otra con un cachorro. En 2013, se ha constatado la reproducción de dos osas, con tres oseznos en total.


Resultados de una traslocación de osos pardos de Eslovenia a los Pirineos Centrales. Boletín Informativo de la SECEM. Galemys 14 (2), 2002. Galemys 14 (2), 2002. Archivo PDF – 1,05 Mb

Evolución y distribución de las osas con crías del año en la Cordillera Cantábrica. Ursus 18 (2), 2007. Archivo PDF en inglés – 654,94 Kb

Censo de osas con crías en la Cordillera Cantábrica. Año 2007. Archivo PDF – 3,91 Mb

Censo de osas con crías en la Cordillera Cantábrica. Año 2008. Archivo PDF – 2,65 Mb

Censo de osas con crías en la Cordillera Cantábrica. Año 2009. Archivo PDF – 858,34 Kb

Veinte años tras las osas con crías de la Cordillera Cantábrica. Quercus 281, 2009. Archivo PDF – 9,64 Mb

Récord de osas con crías en el occidente cantábrico. Quercus Cuaderno 301, marzo 2011. Archivo PDF – 454,24 Kb

La subpoblación oriental de osos mejora su salud genética 

El proyecto de investigación “Estudio genético del oso pardo en el Corredor interpoblacional y en la subpoblación oriental cantábrica” constata el rescate genético de la subpoblación oriental.

La Fundación Oso Pardo (FOP) ha finalizado el proyecto “Estudio genético del oso pardo en el Corredor interpoblacional y en la subpoblación oriental cantábrica”, iniciado en el año 2013 y realizado en colaboración con ENEL Green Power España. Los análisis genéticos han sido realizados por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales -organismo adscrito al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- y el proyecto ha contado con el apoyo y la participación en todas sus fases de la Dirección General del Medio Natural de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. También se ha contado con el apoyo de la Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, que ha aportado muestras genéticas e información de interés para el estudio.


La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas desde hace más de un siglo. Los primeros estudios genéticos realizados en los años noventa determinaron que ambas subpoblaciones estaban aisladas, que tenían características genéticas diferenciadas y que se había producido una importante pérdida de variabilidad genética, especialmente en el caso de la subpoblación oriental, que es la más pequeña y más amenazada, y en la que se describieron los menores niveles de variabilidad genética de todas las poblaciones de osos europeas. La baja variabilidad genética es un riesgo importante para esta subpoblación, que puede limitar su productividad y hacerla más vulnerable a problemas biológicos.
                                                                         Corredor biológico

Desde finales de los años noventa del siglo pasado, ambas subpoblaciones están recuperándose, especialmente la occidental. Esto ha propiciado que las localizaciones ocasionales de osos dispersantes detectados en el Corredor interpoblacional (la zona intermedia entre ambas subpoblaciones) hayan aumentado, y en un estudio desarrollado por la Universidad de Oviedo se detectó en la subpoblación oriental el primer caso de un cruce mixto entre un macho occidental y una hembra oriental, que tuvo lugar en 2008.

La intención del proyecto ahora finalizado era responder a algunas cuestiones trascendentales para el oso cantábrico: si la variabilidad genética en la subpoblación oriental aumentaba, y si el crecimiento de la subpoblación occidental cantábrica, con un censo actual superior a los 200 ejemplares, estaba dejando huella genética en la pequeña subpoblación oriental. Para ello, se han analizado 152 muestras de pelos y excrementos de oso pardo recogidas básicamente en la subpoblación oriental y en el Corredor interpoblacional entre junio de 2013 y agosto de 2014 por los equipos de la Junta de Castilla y León y la FOP.


Los resultados obtenidos analizando el ADN de las muestras, han respondido con creces a dichas preguntas y ponen de manifiesto que el aislamiento genético de ambas subpoblaciones cantábricas -lo que estaba considerado como un grave problema de conservación- está tocando a su fin.


Los análisis de las muestras recolectadas han individualizado con seguridad 26 osos, que deben considerarse una parte del censo de la subpoblación oriental, dado que el estudio no pretendía realizar un censo genético de esta subpoblación y ni el método ni el periodo de muestreo permitirían detectar todos los ejemplares presentes. Sobre estos 26 ejemplares se ha llevado a cabo el estudio genético.


El estudio ha constatado un importante flujo de ejemplares y de genes de la subpoblación occidental a la oriental: de los 26 ejemplares individualizados y genotipados (con su carnet genético individual) con seguridad en la subpoblación oriental, 5 son osos con características genéticas orientales, 7 son osos con características genéticas occidentales y 14 son ejemplares con características genéticas mixtas. Es decir, este estudio ha detectado en 2013-2014 en la zona oriental 7 osos migrantes que han llegado desde la población occidental y 14 osos con algún grado de mezcla, procedentes de cruces mixtos entre ejemplares de ambas subpoblaciones. Esto ha sido posible sin duda gracias a la fuerte recuperación de la subpoblación occidental, que ha bombeado ejemplares hacia otras áreas, entre las que se incluye la subpoblación oriental.

Otras de las evidencias del estudio ha sido que, aunque la población cantábrica de oso pardo todavía está estructurada en dos grandes grupos de características genéticas diferenciadas, la llegada de osos dispersantes desde la zona occidental -y el consiguiente flujo de genes- ha propiciado que la variabilidad genética (la salud genética, la capacidad de adaptación a cambios ambientales) calculada en este estudio ha sido la más alta registrada hasta la fecha en esta subpoblación oriental. Según los datos obtenidos, se puede afirmar que la variabilidad genética de la subpoblación oriental ha dejado de ser la más baja registrada en osos europeos, situándose ahora por encima de las descritas en los Pirineos o los Apeninos italianos.



                                              Las amenazas como el uso de venenos o la caza furtiva no faltan desgraciadamente.

El aumento de la variabilidad genética implica grandes ventajas para la pequeña subpoblación oriental; entre otras, supone reducir la vulnerabilidad a problemas ambientales y enfermedades, y puede contribuir a que aumente el tamaño de las camadas.

De acuerdo con estos esperanzadores resultados, el Corredor interpoblacional se configura como un elemento clave para asegurar la recuperación de la subpoblación oriental, siendo necesario abordar todas aquellas medidas de permeabilización de las infraestructuras, que dificultan el paso de ejemplares, y de mejora del hábitat, que faciliten el flujo de osos entre ambas subpoblaciones e, incluso, la presencia permanente de osos en los montes del Corredor.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Conejos silvestres (Oryctolagus cuniculus) y ratones de campo (Apodemus sylvaticus) comparten el mismo virus de la enfermedad hemorrágica



De acuerdo con los resultados de una tesis doctoral de la Universidad de Extremadura, el conejo silvestre y el ratón de campo comparten las mismas cepas víricas de la enfermedad hemorrágica del conejo. Es un factor más a tener en cuenta para comprender la epidemiología de esta grave patología, que causa estragos en las poblaciones de conejo y tanto preocupa a conservacionistas y cazadores. 
 
El conejo silvestre contribuye al equilibrio y diversidad de nuestros ecosistemas. Está en la base de la cadena alimentaria de más de 40 vertebrados, entre ellos, especies en peligro de extinción como el Lince Ibérico (Lynx pardinus) y el Águila Imperial (Aquila aldalberti). Sus excrementos son, a su vez, alimento para los ratones de campo y otros animales, y juegan un papel muy importante en la dispersión de semillas.


La estrecha relación entre los conejos y los ratones de campo en el ámbito eco-epidemiológico ha sido objeto de un profundo estudio plasmado en la tesis realizada por el investigador Tomás Merchán, miembro del Grupo de Investigación para el Aprovechamiento y Conservación del Monte de la Universidad de Extremadura, y titulada Eco-epidemiología de la enfermedad hemorrágica del conejo (EHC) en el conejo de monte (Orycolagus cuniculus L.) en el centro-oeste de la Península Ibérica.

                                                                                  Redes tróficas


Durante 10 años, los investigadores han desarrollado distintos trabajos de campo relativos al estudio de los procesos de adaptación virus-hospedador en la enfermedad hemorrágica del conejo (EHC), producida por un virus ARN, de la familia Caliciviridae y con una alta tasa de mutación. 


Se han estudiado en concreto las cepas víricas que provienen de la cepa de EHC invasora que llegó a la Península Ibérica en 1989 y que, desde entonces, manifiesta brotes epizoóticos anuales que dañan de manera significativa las poblaciones de conejos silvestres.



“Uno de los principales resultados de esta investigación ha sido demostrar, por primera vez en la Península Ibérica y en estas especies, que el virus de la enfermedad hemorrágica del conejo es capaz de “saltar” a otras especies hospedadoras distintas del conejo, en este caso los ratones de campo”, subraya Tomás Merchán.


El virus de la enfermedad hemorrágica (EHC) del conejo es capaz de “saltar” a otras especies hospedadoras distintas del conejo, en este caso los ratones de campo


Mediante técnicas de biología molecular y experimentos controlados con ratones de campo (Apodemus sylvaticus) y ratones morunos (Mus spretus), se ha comprobado que estas especies pueden albergar y mantener las mismas cepas víricas de la enfermedad hemorrágica.


En la naturaleza, el contagio parece tener una clara explicación. Los ratones conviven con los conejos de forma simpátrica, es decir, se mueven y cobijan en las madrigueras de conejos y, además, se alimentan de los excrementos de estos. Es precisamente en las heces donde se encuentra la mayor concentración del virus de la enfermedad hemorrágica.



ALMACENAR EL VIRUS


Además, Merchán ha observado que “hasta un 6% de los roedores analizados pueden almacenar el virus en su cuerpo y que pueden hacerlo durante dos meses sin desarrollar la enfermedad, pero con capacidad de diseminarlo a su vez”.


Así, en otra fase experimental del estudio, se demostró que ratones infectados por conejos con el virus de la enfermedad hemorrágica del conejo, transmitieron el virus a otros conejos con los que convivieron, provocándoles una respuesta inmune.


“Los ratones son unos excelentes centinelas, nos podrían ayudar a determinar las cepas de los virus que afectan a las poblaciones de conejos con las que cohabitan. Por tanto, se abre una nueva etapa en el conocimiento de la epidemiología de esta enfermedad, necesitando profundizar en la relación conejo-ratón para determinar el posible efecto sobre la inmunidad y diseminación del virus que acontece en la naturaleza”, añade Merchán.



Los ratones ayudan de ese modo al proceso de adaptación del virus con su hospedador. Se produce un contagio recíproco entre el conejo y el ratón, de manera que hay evidencia de trasiego de virus y de que ambas especies comparten las mismas cepas víricas.


Este hallazgo abre nuevos interrogantes sobre el papel de los ratones en la epidemiología de la enfermedad, pudiéndose dar el caso de que los ratones favorecieran el mantenimiento de la inmunidad natural de las poblaciones de conejo, según explica el investigador de la UEx, Gregorio Rocha, director de esta tesis.


REPOBLACIONES 


Los resultados de la investigación, basados en el estudio de un gran número de poblaciones de conejos tanto en Cáceres (Zarza de Granadilla, Abadía, Plasenzuela, La Cumbre, Santa Marta de Magasca y Botija), como en Badajoz (Valencia de las Torres, Reina, Talarrubias, Mérida, Villafranca de los Barros y Jerez de los Caballeros), apuntan también a que las altas densidades de conejo están relacionadas con una elevada prevalencia de anticuerpos frente a la enfermedad hemorrágica del conejo.


En este sentido, los investigadores han determinado que cerca del 25% de las poblaciones salvajes y sanas de conejos estudiadas durante el mes de julio, albergan el virus RHDV en su organismo, concretamente en el hígado, y no padecen la enfermedad. Sin embargo, de este porcentaje, el 13% es seropositivo, está permanentemente infectado y pueden transmitir la enfermedad.


Por ello, “las repoblaciones de cotos y espacios protegidos deberían estar controladas desde un punto de vista serológico y, además, supervisadas”, declara Rocha, “ya que las poblaciones con buenas condiciones de hábitat, aunque en escasa densidad, pueden ser recuperadas mediante manejos adecuados en cuanto a incorporaciones de individuos y extracciones por la caza”.

De acuerdo con estas premisas y en el marco de esta investigación, se ha ejecutado con éxito una repoblación de conejos en Granadilla, cerca del pantano de Gabriel y Galán, pasando de una densidad muy baja de conejos a una densidad media.


Para Merchán, es importante también identificar las poblaciones estables con alta densidad e inmunidad natural elevada y monitorizarlas desde un punto de vista serológico y genético, teniendo en cuenta el hábitat natural, para proponer con ello modelos útiles en otras poblaciones.


La situación actual del conejo se ha visto agravada con la irrupción en 2011 de una nueva cepa vírica de la EHC, conocida como la variante francesa, que afecta a los gazapos jóvenes menores de 30 días y que está provocando una gran mortalidad.